Haapsalu obtuvo renombre a principios del siglo XIX por sus centros curativos a base de fango termal y
agua marina, que atrajeron rápidamente a la aristocracia rusa de la época. La ciudad goza de una ubicación idílica en una bahía frente a las aguas del Báltico. Desde su paseo marítimo se respira tranquilidad y aire fresco. La parte mas antigua de Haapsalu está construida sobre una franja de tierra que se formó de la unión de muchos islotes, unos pocos cientos de años atrás. Casitas de madera pintadas con llamativos colores, tejados de aluminio, espacios abiertos, y cierto estilo de abandonada decadencia que lo hace encantador. Es un destino veraniego, el 80% de los bares, restaurantes, museos, e incluso de los balnearios, están cerrados por estar en temporada baja.
Desde Tallinn lo más fácil y rápido es ir en
autobús (7,60€, 1h45, por trayecto). Para ir a la estación central de autobuses (
Bussijaam) desde el centro hay 30 minutos caminando, o unos 10 cogiendo el bus 23 o el tranvía 2, ambos cuestan 1,60 €.
En Haapsalu el autobús para frente a la antigua y colorida estación de trenes, que se completó en 1906, para traer a la nobleza rusa hasta el balneario, y que tiene una plataforma cubierta de mas de 200 mts que los protegía de la lluvia. Los viejos vagones y locomotoras aparcados frente a ella, y el
Museo del ferrocarril, ayudan a crear una atmósfera propia de otra época.
A pesar de los balnearios, la atracción principal de Haapsalu es el
Castillo Episcopal, que fue establecido en el siglo XIII como el centro de la Diócesis Saare-Lääne. Las ruinas que quedan de él se conservan en bastante buen estado: sus murallas exteriores, un ala completa con sus respectivas dependencias, y un par de torreones. El acceso a los jardines es gratuito, pero el
acceso al museo cuesta 4€. La exposición y disposición de los elementos que explican la vida y costumbres del castillo es excelente. Desde el museo puede accederse a la Catedral de San Nicolas, donde según la leyenda las lunas llenas de agosto se aparece una Dama Blanca, el espíritu de una mujer que fue enterrada viva entre sus muros por haber tenido un lío amoroso con uno de los monjes.
Para comer la mejor opción es
Haapsalu Kuursaal, un edificio de madera levantado a finales del siglo XIX a orillas del Báltico, en el paseo marítimo, y que ya era frecuentado por la familia Romanov en sus visitas a Haapsalu. Si buscas algo mas barato, o está cerrado por fuera de temporada, como es el caso, en la céntrica plaza de Lossi Plats esta
Muuriare khovik, un agradable y tranquilo local con terraza. Filete de ternera con arroz salvaje, champiñones y salsa de vino tinto, cerveza de medio litro, y tarta casera de queso fresco con fresas silvestres, 16,5€. Cerca de aquí están la
Iglesia Ortodoxa de María Magdalena, inaugurada en 1852 por el zar Alejandro II, y la
Iglesia luterana de San Juan, construida sobre un almacén en el siglo XV, con un carácter tan popular que muchos habitantes del pueblo han sido enterrados bajo su suelo, o su cementerio, a lo largo de la historia.
El passeig marítim és un lloc molt agradable per passejar que conserva part de l'esplendor de l'època tsarista. Una petita zona enjardinada separa durant tot el trajecte el poble de la badia, hi ha bancs on contemplar la posta de sol i algunes terrasses i restaurants com ell
Kuursaal, donde tomar una copa o comer frente al Báltico. En la zona sur, tras el parque infantil, hay una alta torre de observación frente a unos humedales, desde donde se pueden ver una gran variedad de aves acuáticas.
Junto a la estación se inicia el
Parque Forestal de Paralepa, donde una serie de estrechos senderos atraviesan un pequeño bosque de pinos. Un buen lugar para pasear, ir en bicicleta, y parece ser que para buscar setas y bayas. En invierno algunos caminos están marcados como pistas de esquí de fondo. Alberga además la playa con algunas de las temperaturas más altas de Estonia, donde el agua en verano pasa de los 18º (cágate lorito, yo en Barcelona me pongo el neopreno para bucear a 22º). La playa esta equipada con todas las facilidades: duchas, lavabos, parques infantiles, alquiler de barcas. Tras ella está el
Fra Mare Thalasso Spa, un balneario donde se ofrecen tratamientos de loto, talasoterapia, piscina, sauna, gimnasio y un buen restaurante.