Armenia y Georgia son dos países extremadamente fáciles, baratos y atractivos para visitar. Los ciudadanos de la UE no necesitamos visado para entrar y los vuelos empiezan en los 350€. Aunque si bien es cierto que la mayoría de la población no habla inglés, si hablas ruso estas de suerte, la gente joven si lo hace y la mayoría de señales en calles y medios de transporte están en inglés. Son gente amable y acogedora con ganas de conversar, eso si, cada uno en su idioma, y lo difícil va a ser, sobre todo en Georgia, convencerles de que no queréis seguir bebiendo vino.
Son países llenos de historia con miles de años de antigüedad, por aquí han pasado romanos, cristianos, mongoles, persas, otomanos y soviéticos, y de cada uno de ellos hay huellas visibles hoy en día. Los restos más antiguos de la producción de vino (8000 aC) fueron encontrados en Georgia. Pero sobre todo son conocidos por ser los dos primeros países del mundo que adoptaron el cristianismo como religión, a principios del siglo III. En ningún otro lugar veréis iglesias de 1.500 año con tanta frecuencia como aquí. De hecho existe el riesgo de coger un empacho de templos y monasterios, pero por suerte muchos de ellos están ubicados en parajes de extraordinaria belleza que hacen que la visita a la iglesia sea una excusa para disfrutar del entorno natural.
Situados en el Cáucaso Sur abundan los lagos, montañas nevadas, glaciares, valles atravesados por caudalosos ríos, áridos desiertos o frondosos bosques, que los convierten en un pequeño paraíso para los senderistas. Las capitales de ambos países son ciudades modernas, mucho mas europeas de lo que parece, que han sabido conservar sus calles estrechas de casas balconadas, viejas iglesias y castillos, y combinarlos con la arquitectura mas moderna y contemporanea como la que podemos disfrutar en Tbilisi.
La comida aunque poco variada es sorprendentemente sabrosa, y en cuanto a la bebida, aquí es una segunda religión. Sería una lástima pasar unos días aquí y no catar sus vinos y licores.