A diez minutos de la estación de tren, 100 INR en
rickshaw sin regatear, está
Atithi Guest House, 2.000 INR, aceptan tarjetas. Habitación doble, amplia, limpia, con baño completo, televisión, aire acondicionado y buenísima señal wifi. Personal muy amable y profesional. Dispone de una cómoda sala común con sofás y librería, y un servicio de cocina que atiende en la planta baja o la azotea. Desayuno incluido (huevos, tostadas y te o café). La relación calidad precio es insuperable, el mejor del viaje, si vuelvo a Jaipur vengo sin dudarlo. Cenamos en la terraza del hotel,
baigan bharta (berenjena ahumada, tomate y cebolla, aderezado con especias dulces),
dal fried (lentejas amarillas cocinadas con cebolla, tomate y
graam masala),
garlic nan y una cerveza Kingfisher, todo delicioso y servido con prontitud y esmero.
Jaipur, capital del estado del Rajastan, es una de las ciudades más fotogénicas de la India. Fundada en 1728 por el marajá Sawai Jai Singh, quien durante la época de paz y prosperidad que vino tras la derrota del último emperador mogol, trasladó aquí la corte desde la cercana Fortaleza de Amber. Fue concebida como una urbe moderna, simétrica, con un trazado racional, con grandes avenidas que separan sus cinco barrios principales, permitiendo un tráfico muy fluido para los estándares indios, aunque igual de ruidoso. Es conocida como la ciudad rosa, por su casco antiguo amurallado, donde todos sus edificios históricos fueron pintados de rosa salmón, color que representa la fortuna y la cordialidad, durante la visita del príncipe de Gales en 1905.
Hoy es viernes, si nos dedicamos al centro de la ciudad es posible que tengamos problemas para entrar en alguna mezquita, así que iremos a visitar tres fortalezas que hay en las cercanas montañas Aravalli, que formaban la línea defensiva de la ciudad. En la puerta del hotel contratamos un
rickshaw para todo el día por 800 INR.
A 11 km de Jaipur, una media hora en rickshaw, está
Amber Fort. Construido en lo alto de una colina con vistas al lago Maota, este fuerte se remonta a la época en que Amber fue la capital del estado principesco de Jaipur, y el fuerte la residencia de sus gobernantes rajput. Su construcción se inició en 1592 y no paró de ampliarse hasta 1727 en que la capital se trasladó a Jaipur. En sus inicios fue un complejo palaciego dentro de Jaigarh Fort, situado en una colina adyacente más alta, con el que está unido a través de pasajes fortificados.
Desde el parking de
rickshaws hay que subir 250 escalones o alquilar los servicios de un elefante, a primera hora veréis medio centenar por lo menos. Una enorme puerta, donde caben dos elefantes, da acceso a un gran patio, donde hay que comprar las entradas (
acceso 500 INR) y contratar un guía (300 INR), si lo consideráis necesario. Es probablemente la fortaleza más importante de Rajasthan, la visita incluye patios, mezquitas, salas de audiencias y consejo, las habitaciones privadas del marajá, estancias decoradas con fantásticos murales, ventanas de celosía para que las mujeres pudieran mirar sin ser vistas, la espectacular sala Shish Mahal recubierta de espejos y vidrieras de colores, el harén, varios jardines, puertas de marfil, paredes de mármol... un repaso completo a la vida palaciega de los marajás que nos llevará no menos de dos horas.
A cinco minutos se encuentra
Panna Meena Ka Kund, un espectacular
baori (cisterna escalonada) construida durante el reinado del marajá Jai Singh, en el siglo XVI. Es una cisterna escalonada de ocho niveles, cuyas escaleras tienen un patrón geométrico en zigzag, creando una hipnótica simetría que cubre sus cuatro paredes. Tanto escalón es debido a una extraña superstición que no permite subir por el mismo tramo de escaleras por el que se ha bajado, si añadimos a esto el que puedan usarlo varias mujeres a la vez, salen un montón de escaleras. Y es que estas gigantescas cisternas tienen la función de recolectar las lluvias monzónicas y preservar el agua durante los meses más secos, y están diseñadas de tal manera que las personas puedan alcanzar al agua a cualquier nivel, a medida que sube o baja en su interior. Es por ello que son un punto de encuentro para la comunidad, que las utiliza como fuente de agua, piscina, o para lavar la ropa. Imprescindible. Tras la cisterna está el
Templo Bihariji construido a principios del siglo XVII durante el reinado de Mirza Raja Jai Singh I, famoso por sus contribuciones arquitectónicas a la ciudad de Amber. El lugar es un claro representante de la arquitectura de la época, cuando albergaba iconos de Lakshmi Narayan, una de las manifestaciones de Vishnu, aunque actualmente el templo se encuentra en desuso.
A unos quince minutos en coche está Nahargarh Fort (acceso 200 INR, 10 INR parking). Construido en 1734 por Sawai Jai Singh, rey de Jaipur, como un lugar de retiro en la cima de una colina sobre la ciudad. En su interior hay un pozo escalonado construido para recoger el agua de lluvia proveniente de las colinas cercanas. El palacio se encuentra en bastante mal estado y no merece la pena pagar el ticket de acceso, basta con disfrutar de las maravillosas vistas desde el parking.
Nuestra última parada es
Jaigarh Fort (
acceso 200 INR), una fortaleza enorme. Sus anchos muros de arenisca roja miden 3km de largo por 1km de ancho, ocupando lo alto de una colina por encima del lago Maota y Amber Fort, con él que está comunicado mediante pasajes subterráneos. Construida por Jai Singh II, fue un centro de producción de artillería de los rajputs, y uno de sus principales reclamos es Jaivana, un cañón de 50 toneladas de peso que está considerado el más grande del mundo. Su interior alberga varios palacios que son un laberinto de estancias y patios donde es fácil perderse. Hay además jardines, dos templos, una armería, un museo, un buen tramo de muralla por el que pasear, y tres tanques de agua, ubicados bajo su patio central, el mayor de los cuales tiene capacidad para 22 millones de litros. No es tan espectacular como Amber, pero una hora se va rápido.
Tapri, The Tea House, 577 INR. Ocupa la segunda planta de un edificio con seguridad privada, en cuya planta baja está la joyería
Bhuramal Rajmal Surana. Además del restaurante hay una tienda de ropa y
souvenirs, muy original y a buen precio. Desde la azotea ofrece unas vistas espectaculares de Central Park, y es frecuentado por indios de clase media alta, que vienen a ver las puestas de sol. La comida es buena y el servicio atento y cuidadoso, del nivel esperado en un establecimiento de esta categoría. Precios moderados.
Vada pao cheese,
poha,
masala chai y
corn shots, 577 INR.
Hoy nos dedicamos a visitar el centro histórico de la ciudad, siguiendo el circuito de la ciudad rosa que aparece en Lonely Planet. La
ciudad vieja se encontraba tras un recinto amurallado al que se accedía por ocho puertas, conocidas como
pols. Constan de una gran puerta central y dos más pequeñas laterales, que se ubicaban dentro unas estructuras rectangulares más altas y anchas que la muralla, con espacio para alojar a la guardia que controlaba los accesos a la ciudad. Hasta 1940, una salva de cañón avisaba a los ciudadanos al atardecer del cierre de las puertas, que permanecían así hasta el amanecer. El
rickshaw (50 INR) nos deja frente a la
New Gate, llamada así por ser la última en ser construida.
Tras cruzar la puerta, a mano derecha queda el popular Bazaar Bapu, famoso por vender además de textiles, saris, artesanías diversas, brazaletes, perfumes y calzado tradicional de piel de camello. Son las once de la mañana y la mayoría de los establecimientos todavía no han abierto. El bazar acaba en Sanganeri Gate, donde girando a mano izquierda empieza Johari Bazaar, conocido por la fabricación artesanal de joyas, con piedras preciosas y semipreciosas, en particular diamantes, topacios y esmeraldas. Pasamos frente al LMB Hotel, conocido por su reputada tienda de dulces, y la mezquita Jama Masjid, engullida entre edificios, pero fácilmente reconocible por su alta fachada con arcadas y altos minaretes blancos.
Tras cruzar la plaza de
Badi Chaupar se llega al el
Bazaar Sireh Deori, un lugar perfecto para comprar productos tradicionales: zapatos de cuero, marionetas, tapices y souvenirs diversos. Frente a él se encuentra el edifico más popular de la ciudad,
Hawa Mahal, el bello y emblemático Palacio de los Vientos, en realidad una extensión del palacio de la ciudad, cuya función era permitir a las cortesanas ver el ambiente de la calle sin ser vistas. Es por ello que su fachada principal de cinco plantas, las dos últimas algo más estrechas le dan una forma piramidal, alberga casi un millar de diminutas ventanas, por donde se puede mirar con discreción, y que permiten el paso del viento manteniendo la estancia fresca. Tras esta fachada hay un pequeño patio, que da acceso mediante rampas, no hay escaleras, a las plantas superiores y sus discretos balcones. Acceso 200 INR.
Seguimos por el
Bazaar Tripolia, especializado en brazaletes de resina de colores, artículos de latón y baratijas, aunque también hay ropa, menaje de hogar, muebles y alfombras. En Tripolia Gate se gira a la derecha para entrar en el
City Palace (acceso 700 INR), en realidad un inmenso recinto donde pequeños palacetes y otras edificaciones se distribuyen alrededor de patios y jardines, que era la sede del maharajá de Jaipur. Rodeado de una muralla que lo aísla del tráfico y el ruido, alberga varios museos y templos, así como centros de artesanía y souvenirs. Todo él es visitable excepto Chandra Mahal, un palacete que alberga un museo en su planta baja, pero que en su mayor parte sigue siendo la residencia de la familia del actual Maharajá de Jaipur. Una guardia de cinco hombres con turbante rojo y grandes bigotes, protege la entrada a sus dependencias. Junto al palacio se encuentra
Jantar Mantar, un observatorio astronómico de principios del XVIII, que no visitamos para no saturarnos.
Tras salir del palacio, paseando por el bazar Tripola, se ve Iswari Minar Swarga Sal, un minarete de 35 mts de altura que domina toda la ciudad vieja. El camino sigue por varios bazares hasta llegar de nuevo a la New Gate. Aunque cada uno está especializado en algo, en general son una sucesión infinita de tiendas, pegadas una tras otra, organizadas en especialidades y utilidades: especias, telas y saris, ropa, frutas y verduras, utensilios de hogar, trabajo en mármol, esculturas...
Jaipur es una ciudad relativamente tranquila en comparación con las que hemos visitado hasta ahora, los niveles de ruido son elevados como en toda India, pero no constantes, el descanso es de apenas quince o veinte segundos, pero existe, y el tráfico, beneficiado por sus amplias calles y avenidas es más fluido, dentro del caos indio. Aunque al ser las calles tan anchas cruzarlas es una aventura. Aquí hemos hecho cortos, nos habría hecho falta un día más para visitarla con calma y pasear por su Central Park.
Tren AF AII Superfast (22988), Jaipur 18:55 – 21:10 Ajmer, con clase CC,
air-conditioned chair car, (325 INR). Va medio vacío y no pasa nadie vendiendo te o viandas, supongo que de noche no se estila. Llegamos con una hora de retraso.