
Taxi desde el centro de Isfahán a la estación de autobuses, 15-20 minutos, 80.000 IRR, 2€. Grande y muy bien organizada. Un billete en bus VIP a
Kashan cuesta
75.000 IRR, 2€, 2h30 de estupenda autopista. El servicio es directo, no realiza ni una sola parada, aunque no nos deja en la estación central, supongo que porque es un autobús que va hasta Teherán. De entre la media docena de taxistas que hay esperando clientes, tenemos la suerte de subirnos al de
Abbas. Es una de esas casualidades que escapan a tu control, pero que a veces determinan el buen o mal recuerdo de un viaje, y con Abbas, las dos excursiones en las que lo contratamos como conductor y guía, no podíamos estar más contentos. Nos acerca al hotel, 50.000 IRR, 1,25€.
18:00 Volviendo de Natanz, Abbas, nos deja en la puerta del bazar. Es el más activo y animado que hemos visto hasta ahora. Poco espacio libre queda en su largo pasillo principal, una estructura de adobe con arcadas y altos techos abovedados, donde se suceden tiendas y pequeños bazares especializados. Aquí se puede comprar prácticamente todo: alfombras, ropa, herramientas, menaje del hogar, material escolar, frutas y verduras frescas, especias... Nada que quiera comprar un turista. El interés para nosotros, además del placer que produce callejear en un bazar, se encuentra en todas su joyas arquitectónicas, hay varias mezquitas, tumbas, caravasares, galerías, hammams o depósitos de agua, cada uno de ellos de una época diferente.
Visitamos la Mezquita Mir Emad, construida a finales del siglo IX, que se encuentra al sur del bazar de cobre, y nos detuvimos en Khan Amir al Dowleh Timche, un caravasar de 1868 con una altísima cúpula. Además de unas cuantas tiendas de alfombras, donde podremos ver como las confeccionan a mano; en la entrada hay un pequeña tetería desde donde disfrutar de la espectacular decoración del lugar. Otro lugar popular donde tomar el té es el Hammam-e Khan (XIX), pero estaba cerrado.
Cenamos en el hotel (300.000 IRR, 7,5€): ensalada shirazi, sopa, berenjena encurtida, gaymerizeh (estofado con patatas), yogurt, agua, té y pan. La comida esta deliciosa, y el patio y sus bancos alfombrados son un lugar muy agradable para cenar.

Ayer conocimos a Atieh, estudiante de español e hija de la cocinera del Noghli House, y a su sobrina Natia, que se han ofrecido a hacernos de guías durante nuestra visita a Kashan. Visto el bazar y la mezquita Agha Bozorg, nos queda su punto fuerte, las casas históricas de algunos de sus más prósperos mercaderes, que han sido restauradas y abiertas al público.
Hammam-e Sultan Mir Ahmed (100.000 IRR, 2,5€). Es un baño público tradicional iraní, construido en el siglo XVI durante la era safávida. Lo que vemos hoy día es de la era qajar, una reconstrucción tras el terremoto de 1778 que lo destruyó casi por completo. Desde su bonita azotea se puede admirar un fabuloso panorama de tejados, minaretes y badgirs de la ciudad.
Khan-e Boroujerdi (100.000 IRR, 2,5€) La leyenda cuenta que cuando Sayyed Jafar Natanzi, vendedor de alfombras conocido como Boroujerdi, se reunió con Sayyed Jafar Tabatabei, compañero de profesión, para pedir la mano de su hija en matrimonio, este estableció una única condición: su hija debía vivir en un lugar, como mínimo, tan hermoso como su propia casa. Y, este es el resultado final tras 18 años de obras. La casa se distribuye alrededor de un patio profusamente decorado, dispuesto alrededor de una pequeño estanque. En uno de sus extremos hay un iwan de dos pisos. En fin, seguro que la novia no tuvo queja.
Khan-e Abbasian. Es un complejo de seis edificios en varios niveles, con sus respectivos patios diseñados para realzar, siendo cada nivel mas grande, y culminando en un patio abierto en la parte superior. Una de las estancias tiene un techo decorado con piezas de espejo, para dar la impresión de un cielo estrellado bajo el brillo nocturno de las velas. Natia trabaja aquí y nos guía durante la visita. Nos invitan a un sorbete de agua de azafrán, al entrar y otro de menta al salir, en el fantástico bar-restaurante.
Khan-e Tabatabaei (
100.000 IRR, 2,5€). Fue construida en 1880 por un rico mercader de alfombras. La casa consta de tres secciones, clásicas de la arquitectura residencial tradicional persa: la
andaruni (área interna donde vivían los miembros de la familia), el
biruni (área externa utilizada para entretener a los invitados) y la
khadame (dependencias del servicio). Es una casa grande llena de niveles, y con secciones diferenciadas para verano e invierno. Consta de cuatro patios, el mayor de ellos con un pequeño estanque, decorados con pinturas murales y elegantes vidrieras.

Khan-e Ameriha (50.000 IRR, 1,25€) Construida a finales del siglo XVIII, abarca cuatro mansiones, para los diferentes miembros de la familia, unidos por siete patios, ocupando todo más de 9.000 m
2. Esta muy bien conservada, y parece que están haciendo un hotel de alta categoría en ella. La visita es guiada y gratuita. Aunque nos entretenemos poco en ella, ya que la madre de Atieh nos ha invitado a comer en su casa, y se está haciendo tarde.
No pudiendo llevar unas botellas de vino, el primer recurso cuando te invitan a comer a casa de alguien, le preguntamos a Atieh como podemos corresponder el detalle que ha tenido su madre al invitarnos. Atieh, acostumbrada a una sociedad donde se ofrece sin esperar nada a cambio, no entiende nada. La convencemos para pasar por una selecta pastelería, y comprar unas pastas para acompañar el té. Es una casa muy espaciosa, apenas hay muebles y el suelo está completamente cubierto de alfombras. Comemos en el suelo: arroz con verduras, berenjenas en vinagre, y el famoso tahdig, la sabrosa corteza de arroz crujiente que se pega en el fondo de la sartén, un plato muy apreciado en Irán. Hacemos una larga sobremesa, charlamos durante un buen rato, sin prisas, Atieh nos hace de traductora con su madre que solo habla farsí. Una experiencia maravillosa.


Para esta tarde, hemos contratado otra excursión (30€) con
Abbas. Nuestra primera parada es
Darya-ye Namak, un pequeño lago salado a 50 km de Kashan. Aquí no hay ningún tipo de vida animal o vegetal, tan solo una inmensa planicie agrietada, formada por las placas de sal, que se pierde en el horizonte. Es un paisaje de belleza desgarrada, cruel y relajante a la vez.


Este lago se encuentra en la zona occidental del
Desierto de Kavir, el Gran Desierto Salado de Kavir-e Namak-e, que ocupa una superficie de 80.000 km
2 en la meseta iraní. Con el coche nos acercamos a una zona de dunas en la entrada del desierto, para ver la puesta de sol sentados en la cima de una duna. Es algo que ya hemos hecho en varios desiertos, en diferentes países, pero es un espectáculo fascinante y adictivo al que no nos resistimos.



15 km antes de llegar a Kashan paramos en Aran o Bidgol, para visitar el
Santuario de Imamzadeh Helal Ali, un mausoleo donde está enterrado Hilal Ibn Ali, hermano del Imam Hussein y nieto de Mahoma. En el exterior de la mezquita hay tumbas de mártires muertos en la guerra Irán-Irak. Un enorme patio rodea un estanque central con fuentes, y al fondo está el santuario, cubierto del embaldosado más complejo y colorido, de todos los que hemos visto en Irán. Es obligatorio el chador para las mujeres. El acceso al mausoleo, y una vez en su interior, hay zonas separadas para hombres y mujeres.
Cena en el hotel (200.000 IRR, 5€).
El plato principal de hoy es
kashk e bademjan, plato tradicional de berenjenas con yogurt.

Hacemos el
check out en Noghli Guesthouse, y antes de coger un taxi (80.000 IRR, 2€) hasta la estación de autobús dirección Qom, visitamos
Masjed-e Agha Bozorg, una mezquita y madraza de finales del siglo XVIII. Es una construcción peculiar. El patio tiene un corte en medio, creando un nivel inferior, donde hay un jardín con árboles y una fuente. En el nivel superior hay dos
iwans, uno de ellos con una enorme cúpula flanqueada por dos minaretes, todo ello decorado con un bonito embaldosado.