Kruger National Park es uno de los parques naturales más grandes del mundo, con una extensión de 350 km de norte a sur y 60 km de este a oeste, cubre casi dos millones de hectáreas de terreno casi virgen. Además de albergar los
big five (león, leopardo, rinoceronte, búfalo y elefante) y algunas especies endémicas como el licaón (perro salvaje africano), alberga 147 especies de mamíferos, 527 de pájaros, 49 de peces, 34 de anfibios, 114 de reptiles y 336 especies de árboles. Otros puntos de interés son algunos yacimientos arqueológicos y pinturas rupestres esparcidos por el parque. Los paisajes cambien y la distribución de los animales también. Mientras que en la zona sur, más densamente arbolada, se ven algunas pequeñas colinas rocosas, en la zona central la llanura de la sabana se extiende por kilómetros, y cuanto más al norte más dispersa es la vegetación y más árido el terreno. Mapas:
Sección Norte,
Sección Centro Norte,
Sección Centro Sur,
Sección Sur.
Antes de que el parque fuera declarado una reserva nacional en 1884 por el presidente Paul Kruger, conocida entonces como Sabie Game Reserve, la fauna había sido aniquilada casi por completo debido a la caza. Y aunque la idea inicial fue restaurar la población animal para futuras cacerías, se sentaron las bases para un parque donde la conservación era la prioridad. En 1926 se cambió el status de reserva de caza a parque nacional, y la zona fue denominada Kruger National Park en honor al presidente Paul Kruger. Su apertura definitiva al público fue en 1927.
Los parques naturales tienen unas tarifas de acceso por persona y día que van de 30 a 300 rands dependiendo del parque. Existe la posibilidad de comprar la
Wildcard, una tarjeta que permite el acceso a unos 80 parques, incluyendo 3 en Suazilandia, durante todo un año. El coste para dos personas es 3.005 rands, así que pasando más de seis días en parques está amortizada.
Lo ideal es dormir dentro del parque, para optimizar tiempo y kilómetros. El parque dispone de unos 35 campamentos que ofrecen diferentes opciones de alojamiento, restauración, supermercados, tiendas, y otras actividades y servicios. Durante las siete noches y casi más de 1000 km recorridos dentro del parque visitamos varios campamentos, durmiendo en los campings de Satara (4 noches) y Lower Sabie (3 noches). Aunque no son exactamente iguales, la plaza de acampada es un área de unos 25-35 m2 delimitada en el suelo por baldosines, donde entran una tienda y un coche holgadamente. Toda parcela tiene su barbacoa individual. Entre los servicios comunes hay lavabos, duchas con agua caliente, fogones de cocina, una zona para lavar platos y demás cacharros, surtidores de agua hirviendo para té/café o sopa, así como lavadora y secadora (20 rands servicio completo). El camping no dispone de wifi, de hecho la única disponible en todo el parque está en el restaurante de Skukuza. Hay que reconocer que la relación calidad precio es inmejorable, por 285 rands tan solo faltan bancos y una mesa.
Probablemente la mayor pasión de los sudafricanos sea la barbacoa (braai). Todas las plazas de camping, cabañas, picnic stop, o cualquier lugar del planeta donde haya un sudafricano, hay una barbacoa. Para hacerla necesitas del supermercado: leña 23 rand, acelerante 21 rands, verduras 40 randas, y carne de ternera, kudú o impala, unos 50 rands la ración de cuarto de kilo.
Las tiendas/supermercados son iguales en todos los campos. Sección con cinco tipos de carne, tomates, cebollas, patatas, pepino y un par de verduras locales, huevos, panecillos varios, galletas, cervezas, vino, mermeladas y membrillos, latas de conserva, útiles de baño y acampada, leña, carbón... El resto del espacio está dedicado a souvenirs. Hay más o menos de todo, más o menos variedad, y más o menos disponibilidad dependiendo de la hora del día que vayas. Suficiente para sobrevivir pero no para echar cohetes, no es el súper de Grand Canyon o Monument Valley, donde había más opciones que en un Caprabo.
En todos los campamentos hay
restaurante donde sirven carnes, sopas y ensaladas (
Mugg & Bean, o
Cattle Baron Grill & Bistro en Skukuza), algo subido de precio para Sudáfrica pero barato para los estándares europeos; y pizzerías
Debonaris, donde ofrecen una gran variedad de pizzas desde 2€ por la pequeña de 19 cm.
Una carretera asfaltada recorre Kruger de norte a sur, con diferentes ramificaciones que unen dicha carretera con las puertas de entrada y los campamentos. Es una vía de un solo carril por banda y no se pueden superar los 50 km/h. De esta carretera salen también decenas de caminos de tierra, en muy buen estado, donde no se pueden superar los 40 km/h. Incluso durante la época que nosotros estuvimos, principios de septiembre, cuando estaba puesto el cartel de fully booked, el transito era fluido y escaso. Hay que conducir con cuidado y no bajar nunca del vehículo, ya que el cruce de animales de todo tipo es constante.
A lo largo de la mayoría de caminos y carreteras hay
picnic areas, son pequeños campamentos vallados para protegernos de grandes animales, en los que se encuentra algún trabajador del parque, y donde hay zonas habilitadas con sillas y mesas para comer, lavabos limpios con papel, surtidores de agua hirviendo para preparar té o café, fregaderos donde limpiar los platos,
braais a gas y en algunos casos para leña/carbón, alguna pequeña tienda en algunos y si no una nevera con algunos refrescos, y en la mayoría de ellos monos de diferentes tamaños que te robaran la comida. Muchos disponen de miradores con fantásticas vistas, ya que suelen estar junto a ríos o charcas.
No hace falta decir que esta prohibido salir del coche a excepción de en campamentos, zonas de picinic; y algunos puentes y zonas señalizadas, siempre bajo tu propio riesgo. En general los animales no reparan mucha atención en nosotros. Los únicos que se acercan son los monos, siempre con la intención de robar comida, siendo en algunos momentos muy agresivos. Yo creo que, sin duda, el animal más peligroso durante un safari en coche son los elefantes. Son impredecibles y peligrosos, a pesar de esa apariencia de inofensivos y plácidos gigantes. Ha habido desafortunados incidentes entre elefantes y coches en algunos parques. Es muy importante mantener una distancia de seguridad, nunca salir del vehículo y mantenerse lo mas quieto y silencioso posible, una vez visto uno estar siempre alerta y buscar a los otros miembros del grupo, porque no suelen estar solos.
El punto que marca la diferencia a favor de Sudáfrica, dentro del mundo de los safaris, es el hecho de poder acceder con coche particular a las reservas naturales. Los parques de Kenia o Tanzania no tienen pistas asfaltadas, el camino principal es una pista de tierra, y el resto, donde es más fácil ver los animales por estar alejados de las zonas de tránsito masivo, están en muy mal estado y es necesario disponer de un 4x4, un tipo de vehículo caro de alquilar. Pero en Kruger todos los caminos son accesibles con un VW Polo que nos costó 100€ a la semana (
Rentalcars), y con el que tuvimos acceso a cualquier rincón del parque.