Puerto Madryn es una tranquila ciudad con una larga playa frente al mar. Dispone de una buena infraestructura turística, lo que la convierte en la base ideal para visitar
Península Valdés, un lugar único y fácilmente accesible donde avistar multitud de fauna en estado salvaje: pingüinos, lobos y elefantes marinos, delfines, ballenas francas australes, orcas y un sin fin de aves. Desde Puerto Madryn también es fácil llegar a Trelew y Gaiman, dos poblaciones de fuerte tradición galesa; y a Rawson, desde cuyo puerto parten las excursiones para ver las toninas overas.
Mapa de Puerto Madryn -
Alrededores de Puerto Madryn
Caminamos desde la estación de bus hasta
El Gualicho, 536 AR$. Albergue céntrico, cómodo, con buen ambiente y personal amable. Pequeña habitación doble con baño privado y toallas limpias. Armario abierto con perchas y estanterías fáciles de usar, caja fuerte, tv y aire acondicionado. Limpian cada día y la cama es cómoda. Quizás su punto flojo es el sencillo desayuno: pan tostado, mermelada, mantequilla, dulce de leche, te y café. En recepción venden zumos envasados (12 AR$) y agua (10 AR$).
Es mediodía, vamos a
Los clásicos platos argentinos, 300 AR$. Todos somos extranjeros. La carne es buena. Wifi. Lomo de ternera con salsa de hongos acompañado de puré de patatas y ensalada antojo (cebolla frita, panceta, lechuga y tomate).


La
playa es ancha y larga, de piso firme pero cómodo, apenas hay olas y el acceso al agua parece fácil y poco profundo. A pesar del frío hay gente bañandose, jugando a futbol, tomando el sol, y churreros ambulantes endulzando a los paseantes. Tardamos una hora, a ritmo relajado, en recorrer los tres kilometros que hay hasta el
EcoCentro (acceso 70 AR$). Este pequeño museo, ubicado sobre un acantilado que mira al golfo, ofrece un interesante repaso por el ecosistema costero patagónico a través de fotografías, dibujos, audiciones y documentales. En la entrada hay un esqueleto completo de ballena franca austral que proviene de un ejemplar que quedó varado en la playa del pueblo en el año 2000. Una visita muy recomendable, además de lo único interesante del pueblo.


En el hotel nos recomendaron, y con bastante acierto, los siguientes locales.
Cheers, 238 AR$. Algo pijo, pero con los precios de siempre. Mariscos, carne, pescado, pastas, pizzas y cerveza artesanal de tirador. Servicio atento. Fantástica colección de fotografías de fauna local e imágenes centenarias de la ciudad.
Los mariscos atlánticos, 280 AR$. Buen local, junto al Teatro de Madryn, visitado casi en exclusiva por argentinos. Ensalada de tomate y queso, cazuela de mariscos y abadejo a la plancha. Servicio de calidad y extensa carta de vinos. Precios moderados.
Buenos hermanos, 240 AR$. Bife de chorizo y ensalada de espinacas. Un sitio bonito, agradable y con buena comida. No wifi.
Cantina El Náutico, 246 AR$. El local está decorado en estilo marinero con multitud de fotos de personajes famosos argentinos. Comida buena y en raciones abundantes. El fin de semana por la noche es casi imposible sin reserva. Vieiras a la crema, merluza al roquefort y
cassata (barra de helado de vainilla, nata y dulce de leche).

Hoy toca uno de los mayores reclamos turísticos de Puerto Madryn, la
inmersión con lobos marinos. Miramos en tres sitios y el precio es el mismo en todos, varía cómo mucho 100 AR$, el tema es quien te inspira más confianza. Nos decidimos por
Lobo Larsen. Cuesta 850 AR$ + 150 AR$ el video y las fotos con Gopro. Será una inmersión en snorkel a las 18:00 de la tarde ya que debe coincidir con la marea baja, nos apetecía mas el buceo pero queda descartado pues cogemos un avión en menos de 24h.
La experiencia es bastante frustrante, la verdad. Después de tanto rollo apenas han aparecido media docena de lobos marinos y casi no se han acercado. Mala suerte, mala hora, mala organización, es difícil decirlo. Son animales salvajes así que solo ellos deciden el grado de interés e interacción, ya que no son tentados con comida ni estímulos similares, pero de ahí a que te ignoren por completo va un mundo. La excusa fue que los machos controlaban de cerca a las hembras y no las dejaban lanzarse al agua.
A mi me parece que intentan hacer negocio todo el año de un producto que es estacionario. Hay otras épocas del año en que solo hay hembras, alevines y crías, y por tanto se tiran al agua sin problemas incitadas por la curiosidad, pero como quieren sacar dinero todo el año pasa lo que pasa. Estos centros solo viven de esto, porque en la "capital del buceo argentino" solo hay tres pecios y una docena de especies marinas, aquí nadie en su sano juicio viene a bucear. Es cierto que vimos fotos de días anteriores, de turistas que conocimos, y era otra cosa. Supongo que también influyó la fuerte tormenta que cayo el día anterior y que dejó una visibilidad de apenas unos centímetros. Me imagino que se juntó todo un poco, el tiempo, la visibilidad del agua, los animales y una mala elección de centro. Sé que hay gente que ha salido muy contenta de esta experiencia, pero no es nuestro caso.

En cuanto al centro, los trajes de 7 mm están en buen estado, pero no hay duchas ni cambiadores. El transporte de ocho personas hasta la lancha necesitó de dos vehículos, y media hora de espera con un traje de neopreno bajo el sol a 26 grados. Volveré a Peninsula Valdés a ver ballenas, inmersión con lobos no lo sé, pero si hay próxima vez seguro que no será con Lobo Larsen.