
La
Península Valdés es una reserva natural protegida situada l norte de Puerto Madryn, una serie de bahías, golfos, playas y acantilados sobre el mar. Es una zona mas bien árida, donde predomina la estepa con arbustos bajos y gramíneas. En cuanto a fauna, es zona de reproducción de varias especies de mamíferos marinos, y hábitat de una alta diversidad de aves marinas y terrestres. En la época adecuada pueden avistar ballenas a escasos metros de la costa. Además es fácil ver zorros, guanacos, ñandus petisos (similar a un avestruz), martinetas, maras y liebres europeas.
Para ir hasta allí no hay transporte público, así que en el hotel contratamos una excursión con guía por 390 AR$ cada uno. Día completo, 400 km. Para cuatro personas puede resultar rentable alquilar un coche, cuesta unos 1.000 AR$ más gasolina y la carretera no tiene perdida, el problema es que los 240 km de carretera que hay dentro de Península Valdés son pistas de ripio (gravilla) muy transitadas y es fácil que salten piedras que dañen la chapa o el parabrisas no cubiertos por el seguro mínimo.
A 45 km de Puerto Madryn hacemos la primera parada en
El Desempeño, puesto de control de
acceso al Área Natural Protegida Península Valdés, 130 AR$ por persona. A partir de aquí comienza el camino de gravilla. Al poco segunda parada en el
Istmo Ameghino, un brazo de tierra de apenas 7km de ancho que une la península con el continente, creando el Golfo Nuevo y el de San José. En este último esta la
Isla de los Pájaros, que se supone sirvió de inspiración al autor del Principito para su elefante tragado por una boa. En el istmo se encuentra el
Centro de interpretación que ofrece detallada información sobre la fauna y flora local. Hay un esqueleto completo de ballena franca austral y barbas de ballena. Una torre permite ver ambos golfos a la vez.


La tercera parada se encuentra a 1h15 del museo.
Punta norte. Aquí hay una importante colonia de cría de lobos marinos en verano, y de elefantes marinos en primavera. Dicen que entre octubre y abril pueden avistarse orcas en días de mar calma, nosotros no vimos ninguna. Lo que si vimos solo bajar del coche fue un armadillo peludo. Desde una pasarela elevada 15 ó 20 mts sobre la playa, y de unos 300 mts de largo, se ve una playa llena de lobos marinos (color marrón negruzco) y algunos elefantes marinos (color gris claro y mucho mas grandes). Entre los lobos hay muchas hembras y crías amamantando, algunos machos se pelean de tanto en tanto, otros se tiran arena por encima para refrescarse. También hay una cría muerta que está siendo devorada por los petreles. Aunque los animales se ven sin dificultad se agradecen unos prismáticos, y para fotografiarlos es mejor con un buen zoom.
A casi 1h de camino está Caleta Valdés, una delgada franja de tierra y arena, que encierra una porción de mar conectada por una pequeña boca con el océano. Aquí hacemos dos paradas. Primero visitamos un pingüinera que se extiende caleta abajo desde el mirador hasta la playa. Algunos nidos quedan realmente cerca, aunque la mayoría de los animales están en la orilla. Poco mas allá en una zona de aguas tranquilas, protegidos del mar y del viento por unos singulares acantilados, abruptos y verdosos, limados por la erosión, hay una colonia de elefantes marinos, que vemos tumbados al sol, prácticamente inmóviles, parecen mas a una enorme roca blanca que un ser vivo. El contraste con el color del mar y los acantilados es impresionante.
La última parada es Punta Cantor, algo mas al sur de la delgada lengua de tierra y arena que forma Caleta Valdés. Desde aquí, se observa claramente a un lado la laguna interna que forma la caleta, y las aguas del Mar Argentino al otro. Un sendero de arena de 800 mts nos permite acercarnos mucho a ese punto. Pueden verse los restos de una enorme ancl, testimonio de un barco que no llegó a tiempo para refugiarse en la laguna durante una fuerte tormenta.

Puerto Pirámides. Parada paraa comer y pasear por la playa. Pueblo de 500 habitantes totalmente dedicado al turismo, la mayoría de él por lo que vemos nacional. Es una ensenada con agua poco movida, y cómoda para bañarse y jugar con la familia. A pesar del viento, para hoy había pronósticos por encima de 30 nudos, no se vuela ni una sombrilla, son unos auténticos profesionales. Es el único lugar de Península Valdés donde, entre los meses de junio y diciembre, se realizan salidas en barca para ver a la ballena franca austral.
Quimey Quipán, 330 AR$. Restaurante con vistas, algo subido de precio, aunque todos en el pueblo son todos más o menos igual. Comemos
savorin (el pescado del día), merluza, rabas con ensalada, y cerveza Quilmes de litro. Seguramente todos son de un nivel similar, algo mejores que un chiringuito de playa, pero este tiene algunas de las mejores vistas del pueblo.
No wifi.