

Una de las rutas más famosas en el norte es la que lleva hasta Luang Prabang, descendiendo en bote por el río Mekong. Los botes salen cada día, dos veces al día en temporada alta, desde Huay Xai, una ciudad fronteriza laosiana justo a la altura de la tailandesa Chiang Khong. El trayecto de dos días de duración puede hacerse en transporte público, con la barcaza (
slow boat) que sale a diario de Huay Xai; o con alguna de las compañías privadas, seguramente más cómodas, qué además, el segundo día paran a visitar las Budha Caves, poco antes de llegar a Luang Prabang. En ambos casos hay que dormir en Pakbeng, no es posible hacer el viaje en un solo día.

Nuestro viaje empieza en Chiang Rai. Es más fácil hacerlo desde Chiang Khong o Huay Xai, pero son poblaciones muy pequeñas con opciones de alojamiento muy limitadas. La frecuencia de buses desde Chiang Rai es alta, pero solo los dos primeros te garantizan poder enlazar con el
public slow boat.
06:00 Bus de Chiang Rai a Huay Xai, 65 bahts cada uno. Hace una parada en un mercado para entregar mercancía, y un par más no recuerdo para que, tres en total. También para a recoger y dejar gente una docena de veces. El autobús es un poco incómodo, pero conseguimos dormir. 08:15 Bajamos en un cruce de carreteras, a 4km de Chiang Khong y a 5km de la frontera con Laos. Aquí hay esperando media docena de tuktuks. Las tarifas son fijas para ir a la frontera: 60 bahts una persona, 50 bahts cada uno si van dos. En un tuk-tuk caben fácil cuatro, así que no es caro. 08:20 Puesto de inmigración tailandés. Revisión de pasaporte, rellenamos el documento de salida y compramos el billete de bus que nos llevará hasta inmigración, en el otro lado de la frontera, 20 bahts. 08:45 Sale el bus que nos traslada al lado laosiano. 08:50 Rellenamos los formularios y pagamos los visados de entrada. Cada uno cuesta 350.000 kips o 35 dolares, pero no aceptan euros. Por suerte allí mismo hay un cajero automático, sacamos 1.500.000 kips.
09:15 Ya hemos acabado y podemos irnos a Huay Xai, y aquí no sé porque cometemos el error del día. Se nos acerca una mujer que nos ofrece transporte a la ciudad y el billete del slow boat por 300.000 kips, después de pensarlo un poco aceptamos. En teoría el billete cuesta 240.000 kips y el tuktuk entre 50 y 100 así que asumimos una pérdida de unos 5€ cada uno por ir más cómodos. Craso error. Esperamos casi una hora a que llegue todo el mundo, en total 17 personas. De allí vamos a sus oficinas, una casita en las afueras donde hay un mini supermercado y un negocio de venta de bocadillos. Nos avisan que es el último punto de venta antes de subir al barco. Los incautos turistas compran como locos, las latas de cerveza vuelan. No nos lo creemos, salimos a mirar y a un minuto de allí, girando la esquina, hay una tienda donde nos surtimos mucho más barato. Cuando todos van con las bolsas bien llenas de víveres, nos llevan al muelle, donde por supuesto está lleno de tiendas. Aunque básicamente solo ha supuesto pérdida de tiempo, nunca habíamos sufrido una timada de este nivel con la de años que llevamos viajando, en el fondo me alegro, de todo se aprende, una cosa mas para contar en la web.
11:30 Sale el slow boat del muelle de Huay Xai. Es una barcaza con capacidad para unas 60 personas, de las que 55 son turistas. Varias agencias con las que habíamos contactado, nos dijeron que una de las ventajas de contratar a través de ellos, en lugar de comprar los billetes directamente en ventanilla, era el poder garantizar el sentarnos juntos. Mentira, los tickets están numerados, los asientos también, pero realmente nadie los respeta. Así que hay que estar lo antes posible en el muelle para abordar la barca, porque cuanto más atrás te sientas, más cerca estas del motor y del bar. Más ruido, más follón, más trasiego de veinteañeros buscando alcohol. Hay un solo lavabo, que teniendo en cuenta la cantidad de gente que hay, se conserva bastante limpio. En el bar no hay más comida que algunas sopas de sobre y patatas fritas, hay que proveerse bien antes de subir.
17:30 Llegamos a Pakbeng. El horario de llegada es aproximado ya que la barca funciona como un tuktuk, pasajeros y mercancias suben y bajan por los pueblos y asentamientos que va pasando. Todo ello influirá en la hora de llegada. Pakbeng es un pueblo de una sola calle, que sube colina arriba desde el río Mekong. Aquí solo hay selva y mosquitos, un buen lugar para perderse. Todo él parece dedicado al slow boat y al medio centenar de turistas que llegan cada día. Su única calle es un continuo de hoteles, restaurantes y puestos callejeros que venden todo lo que un turista de bajos ingresos necesita.
DP Guesthouse, 20$. Habitación doble austera pero limpia, baño completo, ventilador, aire acondicionado, dos botellas de agua, vistas al río y una fantástica terraza compartida, frente a la habitación. A cinco minutos del muelle. Wifi. Desayuno completísimo. No hay nevera en la habitación.
Sabadee en Pakbeng.
Lap de búfalo,
lao curry chicken, dos
Lao beer (lata), un
whisky rice y
spring rolls, 110.000 kips. Buena comida y mejor servicio, un lugar estupendo con vistas al río. Cocina local.


06:00 En Tailandia y Laos existe la tradición entre los monjes budistas de, tras haber realizado las primeras oraciones del día antes de salir el sol, desfilar en riguroso silencio y descalzos por las calles del pueblo solicitando
limosna en forma de comida. Es un ritual centenario en el que participan todos los templos del lugar. Los lugareños esperan frente a sus casas a que lleguen los monjes, los cuales llevan un cuenco donde cae una cucharada de arroz glutinoso, no se cruzan ni una sola palabra, ni tan siquiera se miran entre ellos, todo transcurre en la más profunda solemnidad. El devoto tiene preparado suficiente arroz para dar a todos y cada uno de ellos, es muy importante que todos reciban su ración, ya que en teoría va a ser su sustento para todo el día. Esta ceremonia es muy popular en Luang Prabang, pero es en poblaciones diminutas como Pakbeng, donde apenas hay una docena de monjes, donde se puede vivir más de cerca y sin aglomeraciones turísticas.

07:30 Desayuno muy completo. Huevos fritos con bacon, pan, mantequilla, mermelada, fruta del tiempo, té o café.
09:30 Zarpamos río abajo dirección Luang Prabang. Antes de subir compramos fruta fresca y unos bocadillos. Los mismos turistas que ayer, nadie se queda en Pakbeng. Sube un grupo de monjes. El paisaje es impresionante, quizás mejor que ayer.
17:30 Llegamos a
Luang Prabang. La barca amarra en un muelle situado a unos diez kilómetros del centro. Desde allí un tuktuk cuesta 20.000 kips, precio fijo.
Es un viaje en un entorno idílico, navegando por uno de los ríos más grandes e importantes de Asia, con una animada vida ribereña y un paisaje selvático espectacular. Hace años, y me refiero hace muchos años, porque la primera vez que estuve aquí hace 15 años ya era una atracción muy popular, debía de ser una experiencia única, descender el río rodeado de paz y tranquilidad, lentamente en una ruidosa barcaza, acompañado de unos pocos locales. Eso se acabó, las cada vez más consumidas guías turísticas, han colocado este trayecto en la sección para aventureros, y han transformado este viaje en un shuttle para turistas mochileros, donde todo es fácil, funcional y previsible. Mas allá del paisaje, ya no hay encanto.