Eslovenia

Nos levantamos en Ljubljana. Antes de coger el coche compro un fular de borreguito (10€) en el mercado. Las temperaturas rondan los cero grados, es fácil aguantar el ritmo de siete u ocho horas en la calle, pero hay que proteger el cuello. Tras una hora de coche, la mayor parte por autopista llegamos a Predjama.

Cueva de Postojna (acceso 41€, parking incluido) fue inaugurada como atracción turística en 1819 por el archiduque de Austria. Desde entonces la han visitado 35millones de personas, es la mayor atracción turística del país. Y la verdad es que merece la pena, yo no soy un gran fan de las cuevas, pero esta es excepcional. Se trata de un sistema subterráneo de 27 km de túneles, galerías, grandes salas de piedra caliza, cortinas de calcita, estalactitas, estalagmitas y columnas formadas durante miles de años, todo ello mostrado con una iluminación que realza los diferentes tonos cromáticos que toma la piedra. El tour guiado, única opción para visitar la cueva, dura 90 minutos y está disponible en 4 idiomas, hay audio guías (coste aparte) en 17 idiomas más. El primer tramo de la cueva, unos tres kilómetros, se recorre en un trenecito eléctrico, el resto de la visita se realiza a pie. La temperatura en el interior se mantiene constante durante todo el año a unos 10º, y el suelo es de un material especial que evita resbalar con la humedad.

Al salir visitamos el Vivarium donde se explica el origen y la formación de la cueva, y donde se recrea la vida y la fauna que la habita, y se muestran algunas de las especies que se han adaptado para sobrevivir en condiciones extremas. El más conocido es el pez humano, un anfibio con forma de cría de dragón, endémico de estas cuevas, que carece de ojos y pigmentación, y que es capaz de sobrevivir hasta dos años sin comer.

A nueve kilómetros está el Castillo de Predjama, ticket de acceso combinado con la cueva de Postojna. Construido en siglo XII aprovechando una gran oquedad en la cara de la montaña, se hizo famoso gracias a Erazem Luegger, una especie de Robin Hood esloveno que se enfrentó a los Hasburgo, y aguantó un asedio de más de un año gracias a los pozos de agua y la red de galerías secretas que le permitían salir y recoger víveres en las poblaciones del valle de Vipava. El castillo consta de cuatro o cinco plantas de pequeño tamaño (unos 100 m2): salas comunes, sala de tortura, capilla, residencia del capellán, cocina con chimenea natural, pozos, cañones, incluso un cuarto para la jauría de perros, hay de todo. A 500 mts de él, junto al aparcamiento, hay un par de restaurantes que ofrecen buenos menús.

Hostel Proteus Postojna, 38€ + 3€ cada desayuno. Hostel muy cómodo, habitación triple con escritorio, y armario para cada una de las camas. Lavabo y ducha compartida, salas comunes, cocina compartida y parking En recepción son muy amables y disponen de mucha información. Desayuno muy completo. Štorja Pod Stopnicami. Restaurante de comida local, bueno, bonito y barato. Servicio cinco estrellas a precio de taberna. Sopa de repollo, sopa de verduras, pollo estilo kars, apple strudel, cerveza, copa de vino y chupito de vino con frutas del bosque (obsequio de la casa), 30€.