Entre el clima calido que ya de por si tiene Barcelona y el calentamiento global, que esta convirtiendo el sur de Europa en el norte de África, no hay manera de pasar frío en invierno. Si quieres sacar del armario guantes y gorro, y llevarlos a hacer un poco de turismo, lo mas fácil es buscarse algún destino en el norte o centro de Europa, que aunque ellos dicen que no es lo que era, para nosotros ya es suficiente. Con ver un poco de nieve ya vale.
De
Polonia conocíamos unicamente la capital, así que diseñamos un recorrido de sur a norte, para una relajada escapada de 10 días, sin pasar por Varsovia. Vuelo directo a
Cracovia, donde se celebra uno de los mercados navideños mas grandes de Europa, una ciudad ideal para pasar fin de año. Cuenta con un importante patrimonio artístico y cultural, compacta y fácil de recorrer a pie, la mayoría de los puntos de interés se encuentran en su casco antiguo y alrededores. Por la noche puedes visitar alguno de los numerosos locales del centro que ofrecen música en vivo todos los días, sobre todo jazz. Y si quieres alargar tu estancia algunos días mas puedes visitar el Campo de Concentración de Auschwitz o las Minas de sal de Wieliczka.
Tren hasta a Bialystok donde alquilamos un coche para visitar los
parques naturales de Biebrza y Bialowieza. Frondosos bosques y marismas son surcados por kilómetros de senderos y pasarelas de madera. Todo esta cubierto de nieve y no todos los caminos son accesibles, pero con ayuda de los crampones hacemos varias caminatas, buscando a ver si escondidos entre el denso ramaje los osos, ciervos, alces, linces, castores, lobos o bisontes que habitan en la zona. No pudimos verlos en libertad pero ahí varias reservas donde poder verlos en un entorno mas protegido.
Por ultimo, subimos en tren hasta la costa báltica para visitar una de las ciudades mas bonitas de Europa,
Gdansk. Aquí las temperaturas se ponen serias, los tres primeros días la máxima no supera los -7º. Este hecho unido a la temporada baja nos impidió visitar a las focas de la Península de Hel y subir las dunas del Parque Nacional de Slowinski, que sustituimos por una visita al magnifico Castillo medieval de Malbork.
En definitiva, Polonia es un buen destino para una escapada invernal, donde combinar visitas urbanas mas culturales con naturaleza y paisajes nevados. Los precios son moderados, sin ser baratos, y se puede pagar con tarjeta en el 95% de los sitios. El transporte público funciona a la perfección, tanto el urbano como los trenes que conectan largas distancias. La comida es buena y variada, aunque extremadamente calórica. Por otro lado, es un país donde el turismo esta muy localizado en tres o cuatro ciudades, si sales de ese circuito es fácil disfrutar de tranquilidad y buenos servicios.