Llegamos al
aeropuerto Ninoy Aquino de Manila. Al salir del avión hace un calor terrible. Nos trasladamos a la terminal nacional, dentro del mismo aeropuerto, donde cogemos un vuelo con
Cebu Pacific Air a la ciudad de
Cebú, coste 35€, duración del vuelo 1h30. Después de un mes en Filipinas, habiendo pasado por varios aeropuertos, todavía no me queda claro cuál es la diferencia entre los taxis blancos y los amarillos, pero lo que sí sé es que los amarillos son más caros. Así que una vez en el aeropuerto de Cebú, tomamos un taxi blanco hasta el hotel, 270 PHP con taxímetro. Son las dos de la madrugada, desde la puerta de casa hasta la puerta del hotel hemos tardado 22h, ya podemos volver a dormir sobre un colchón.
SouthPole Central Hotel, 1010 PHP, aceptan tarjetas. Habitación triple aunque pequeña, con aire acondicionado, televisión, perchas, espejo, baño completo sin agua caliente, y desayuno no incluido. Todo está muy limpio y el personal es muy atento. A diez minutos andando de los principales atractivos de la ciudad, y al lado de un cajero automático de BPI (Bank of Philippine Islands). Aprovechamos una oferta de 50% de Booking, y aunque las fotos superan con creces la realidad, es una verdadera ganga.
Cebú no es precisamente la ciudad más bonita del mundo. Sus dos mayores focos de atracción son, sin duda, el
Aeropuerto Internacional de Mactan-Cebú y la
Terminal de Ferries, ambos favorecidos por su ubicación en el centro sur del país, que la convierten en la perfecta ciudad de paso. Pero después de 17h horas de vuelo en tres aviones distintos y seis horas de desfase horario, apetece tomarse un día de descanso y aclimatación. Tiempo de sobras para descubrir que entre el viejo trazado urbano, lleno a todas horas de coches, triciclos y motos que circulan bajo un sol de justicia, hay algunos puntos históricos que merecen la pena ser visitados.
Basílica Minore del Santo Niño. Esta iglesia, la más antigua del país, expone una pequeña figura del Niño Jesús que llegó con la expedición de Magallanes, y que fue recuperada más tarde por Legazpi, después de 44 años en manos de los nativos. Es la reliquia más antigua y más venerada de Filipinas, y existen réplicas de ella por todo el país. El acceso a la Basílica es gratuito, aunque hay que hacer una larga cola para ver la figura, que está custodiada por una vitrina con cristales antibalas. Frente a ella se encuentra la
Cruz de Magallanes, colocada por su expedición al pisar estas tierras el 21 de abril de 1521.
Mercado del carbón, es el mercado de abastos más grande y antiguo de Cebú. Centenares de coloridos tenderetes al aire libre, visitados casi exclusivamente por locales. Aquí se puede encontrar prácticamente de todo: ropa, fruta y verdura fresca, pescado, carne, material doméstico y algunas artesanías, aunque no es el mejor lugar para comprar souvenirs.
Fuerte San Pedro, 30 PHP, construido durante la época en que Legazpi fue gobernador de la ciudad. Es un fuerte triangular con dos caras que dan al mar, rodeado todo él por un muro de seis metros de altura y defendido por artillería en todos sus flancos. Todavía se conserva la puerta de acceso original y parte de la muralla, que rodea unos jardines. Es una visita interesante, y sobre todo una buena excusa para escapar del caótico centro. Se accede a él desde el Parque de la Independencia, un amplio espacio con zonas verdes ideal para hacer la siesta.
Casa Yap Sandiego, 50 PHP. Casa china más antigua fuera de China, y una de las más antiguas de Filipinas. Construida a finales del siglo XVI, en ella residieron Don Juan Yap y Doña María Florido con sus tres hijos. Actualmente el propietario es Val Sandiego, un famoso coreógrafo local descendiente de sus primeros dueños. Es una casa de dos plantas construida en madera y piedra coralina, repleta de mobiliario y objetos de época. Tras un poco de historia por parte de un simpático guía, puedes moverte libremente por toda la casa y hacerte fotos en casi cualquier rincón. Hay un bonito patio donde alguien está tocando el arpa. Muy recomendable.
Para cenar vamos a
Osmeña Circle (pronunciado Osmenia). Una zona de tráfico intenso y mucha actividad, donde hay muchos locales de comida rápida, hoteles y bancos. Buscamos algo más autóctono y subimos un poco más hasta Jasmine St.
Ned Nanay’s Grill, es un establecimiento de comida local a la brasa, básicamente brochetas, que está a reventar y con una cola larguísima a la entrada. Muy bueno, 322 PHP, cerveza San Miguel Grande incluida.
Desde nuestro hotel nos costó 70 PHP llegar en taxi a Osmeña Circle, y volvimos en
jeepney por 7 PHP cada uno.