Filipinas

Ir en transporte público hasta Hagnaya, para coger un ferry hasta la isla de Bantayan, supone un viaje de unas 2h30 hasta la estación sur de Cebú, media hora en taxi hasta la estación norte, y otras cuatro horas de autobús hasta el puerto de Hagnaya. En total unas ocho horas en el mejor de los casos. Un pequeño drama, teniendo en cuenta que una carretera asfaltada paralela a la costa, recorre los 170 km de distancia entre Moalboal y Hagnaya. Pero no hay transporte público por esa vía, para tomar ese camino hay que alquilar un vehículo con conductor (taxi). Solo encontramos dos que lo hicieran: William (+639177200572) o dannymar07@yahoo.com, el precio son 4.000 PHP. No es barato, pero te ahorras un día de tedioso viaje.

Lo normal es salir a las 06:00, pero teniendo en cuenta lo que cuesta, y que la hora de salida no va a alterar el precio, decidimos salir a las 09:00 y darnos antes un chapuzón para despedirnos de las sardinas y las tortugas. A las 06:15 de la mañana ya estamos en el agua, nuestra habitación está justo frente al barco de sardinas, y queremos aprovechar antes de que lleguen los turistas del island hopping, que llegan a partir de las 07:00.

El coche es un Toyota SUV nuevo, cómodo y con aire acondicionado. El chofer filipino, William es el jefe europeo, es un tío muy majo que conduce con bastante calma y respetando las reglas de trafico más elementales. Se tarda unas 4h, una barbaridad para recorrer 170 km por carretera asfaltada, pero las circunstancias no ayudan. Hay 2h15 hasta Toledo, todo el trayecto es una sucesión sin fin de aldeas donde es imposible pasar de tercera. Hasta Asturias son 45 minutos más, el camino se va despejando. Desde aquí a Hagnaya solo se tarda una hora, la densidad de población ha bajado en picado y puede acelerar un poco.

Llegamos al puerto de Hagnaya justo a tiempo para coger el barco de la compañía Super Shuttle Ferry de las 14:30, cuesta 195 PHP tasas incluidas y sale unos sorprendentes 30 minutos antes de la hora anunciada. Todos los asientos están distribuidos entre dos cubiertas, aunque cobijados del sol. El trayecto es de una hora, que pasamos la mayor parte durmiendo.

Bantayan es una pequeña isla, fácil de recorrer en un solo día con moto de alquiler. Tiene fantásticas playas de arena blanca, aunque no es un buen lugar para bucear o hacer snorkel. La mejor zona para hospedarse es Santa Fe, en el sur de la isla, que cuenta con seguramente la mejor playa, Kota Beach, una playa de arena blanca y aguas de color turquesa. Es una isla tranquila donde hay poco que hacer, más allá de pasear por la playa, estirarte al sol, leer un libro o disfrutar de una cerveza mientras ves atardecer. Solo hay cajero automático en la ciudad de Bantayan.

Desde el puerto hasta el área de Kota Beach, donde hemos decidido hospedarnos, cuesta 15 PHP por persona. Los resorts se suceden uno junto a otro en primera línea, miramos en varios, pero no hay habitaciones con vistas al mar a precios que nos convenzan. Kota Beach Resort, ofrece la mejor relación calidad precio, con diferencia, de toda la zona. Bungalows individuales cuyo interior de madera está decorado en un austero estilo japonés. Son amplios y cómodos, con aire acondicionado, ducha con agua caliente y baño propio. Desayuno incluido, a elegir entre filipino, continental o americano. Dormimos en dos cabañas diferentes, 3.000 PHP y 3.500 PHP, aceptan tarjetas. Tan solo hay wifi en primera línea y restaurante. Organizan excursiones y alquilan motocicletas.

Junto al hotel, cuando empieza a bajar la marea, se forma una pequeña lengua de arena que marca el inicio de Sugar Beach. Es difícil decir donde empieza una y acaba otra, la playa es más ancha y los resorts se mezclan con casas tradicionales, pero la arena es igual de blanca y el agua cristalina. Por la tarde, desde ambas hay unas vistas fantásticas del atardecer.
A cinco minutos andando desde el hotel está Batobalonos St, la zona de restauración más concurrida de Santa Fe. Además de puestos ambulantes y restaurantes turísticos y locales, el lugar más popular es MJ Square, un callejón gastronómico que incluye pizzerías, comida mejicana, filipina, bares, una discoteca y un karaoke.

El local que más nos llama la atención es Arjaymay Sutukil, un restaurante familiar repleto de filipinos lamiéndose los dedos. Hay barbacoa y carne asada en pinchos giratorios. Parece que el plato estrella es lechón manok (delicioso), que acompañamos con pancit canton (fideos) y una cerveza. El postre lo hacemos en Twisted Icecream & churros, una heladería de dueño francés, que vende helados envueltos en rollito de crepe y servidos en una tarrina con chocolate y caramelo. Muy curioso.

Bantayan es una isla pequeña ideal para recorrer en moto, sus carreteras tienen poco tránsito, básicamente motos y triciclos, y es prácticamente plana. Por 300 PHP alquilamos una moto a través del hotel. En las afueras de las tres ciudades principales hay gasolineras. Al salir de Santa Fe ponemos 200 PHP de gasolina, llenamos depósito sin darnos cuenta, con la mitad habría bastado.

Dado que alberga el puerto, Santa Fe es la zona más turística, a 20 minutos de allí se encuentra Bantayan, la capital administrativa. Paramos en la plaza principal para orientarnos y buscar algo de sombra, hace muchísimo calor. En el centro hay una estatua de José Rizal, el artífice de la independencia filipina, y en unos de sus laterales la Iglesia de San Pedro y San Pablo, una iglesia centenaria construido con piedra coralina, que según dicen usan los locales como refugio en caso de guerras o desastres naturales. Su interior, hasta hace poco sencillo y austero, está siendo pintado por completo, muros y techos se han llenado de pinturas de vivos colores representado a santos y escenas de la Biblia.

Seguimos la carretera dirección norte, nos sorprende la gran cantidad de granjas de pollos que vemos a los lados. Llegamos a Madridejos, la tercera población en importancia de la isla, que vive básicamente de la pesca y los huevos que producen tantas gallinas. En la playa norte hay un montón de bangkas, barcas tradicionales filipinas, y casas construidas en pobrísimas condiciones, con chapas de aluminio y cartones que serán pasto del próximo tifón.

Comemos en Madridejos, un local en la plaza central que se llama Barn’s crispy chicken. Su especialidad es el pollo frito, que venden al por mayor y al detalle, para comer allí mismo y para llevar. En la carta no hay prácticamente nada más. Tomamos unas alitas y unos muslos, bien crujientes, bien buenos, a buen precio, servidos por buena gente. Un local muy recomendable.

De vuelta al hotel empezamos a visitar otras playas. Nuestra primera parada es Ogtong Cave, playa a la que se accede desde un resort, previo pago de 200 PHP cada uno. No es un dineral, algo más de tres euros, pero bastante caro para los estándares filipinos. Siguiente parada Paradise Beach, tiene fama de ser la mejor playa de la isla, pero la verdad no nos pareció mejor que Kota Beach. Es cierto que es más tranquila, pero hay dos motivos principales: su difícil acceso y el hecho de que sea privada y cueste 50 PHP entrar. El precio de acceso incluye una sombrilla.

La última parada es el área de manglares, la única zona con sombra después de un día entero en la carretera. El desvío está a un kilómetro de Bantayan, en la carretera principal, pero hay que estar al tanto porque el cartel solo se ve viniendo de Santa Fe.

Mady’s Eatery, Batobalonos St. Local muy popular y concurrido, largas mesas compartidas, y comida a buen precio, parece mas un merendero que un restaurante. Al entrar hay expuesto todo tipo de carne y pescado fresco, eliges la pieza que mas te guste y la cocinan al momento como tú quieras. Sirven refrescos, cerveza, y por supuesto, arroz de acompañamiento. Para los postres vamos a una heladería muy popular en MJ Square. Shake Me. Tienen más de una docena de sabores para cucurucho y tarrina, así como varios helados artesanales de frutas. Muy recomendable.