El taxi nos deja en la estación central de
Egged en Jerusalem Oeste con tiempo suficiente para coger el bus de las 07:00 a Eilat. Tardamos cuatro horas y media en llegar a la única ciudad israelí en el mar rojo. Tras dar unas cuantas vueltas encontramos la parada del bus número 15 (6,5 IS) que nos llevara hasta la frontera con Egipto. Es una frontera terrestre como cualquier otra, pagas la tasa de salida (67,5 IS), te ponen el sello y ya das de bruces con el duty free, donde hay la misma oferta que en la frontera norte con Jordania: "comprando cuatro productos de chocolate, te regalan el quinto".
En el lado egipcio rellenamos el formulario de inmigración de siempre y cogemos un taxi por 10 LE a la estación de autobús de Taba. Caro, pero nos hemos ahorrado caminar un kilómetro bajo el tórrido sol. Ya hemos entrado en la
Península del Sinai. Aquí es donde anduvieron durante 40 años los hijos de Israel, y donde Dios entrego a Moisés las Tablas de la Ley. Un lugar donde cada año vienen más viajeros atraídos por sus montes bíblicos, el monasterio de Santa Catalina, las cristalinas playas del mar Rojo o la posibilidad de poder cruzar las fronteras de Jordania e Israel. Además Petra esta relativamente cerca de aquí y es fácil contratar excursiones de un par o tres de días desde Dahab.
Esperamos una hora para coger el bus a Dahab. El trayecto dura tres horas. Tenemos reserva en el Penguin Village, un hotel de bajo coste con poco parecido a la buena imagen de su website. Por suerte la oferta hotelera aquí es amplia, y la misma noche damos paga y señal en otro para mudarnos al día siguiente.
Dahab es un pequeño pueblo en la costa del Mar Rojo, dos calles dispuestas a lo largo de la orilla, mar a un lado y desierto al otro. Su paseo esta lleno de palmeras, restaurantes, hoteles, centros de buceo y muchos turistas, especialmente mochileros. Es un lugar ideal para descansar y relajarse en sus cálidas playas coralinas, o descubrir el desierto y su pasado bíblico sin prisas.
Desayunamos copiosamente y nos mudamos al confortable hotel Dyarna. Dejamos las mochilas en la habitación, bajamos la ropa sucia para que la lleven a la lavandería, y volvemos al Penguin Village a hacer nuestra primera excursión en Dahab.
El
Blue Hole es un famoso lugar de buceo, 10 km al norte de Dahab, accesible en 30 minutos por una carretera que transcurre por la playa. El profundo “agujero azul”, de 80 metros a pie de orilla y unos 50 mts de diámetro, descansa bajo unas terrazas de coral poco profundas donde abundan docenas de especies de peces, anguilas y otras maravillas marinas. Sus orillas están llenas de restaurantes y tiendas donde alquilar aletas y gafas para hacer snorkel. Para hacer submarinismo con bombonas hay que contratarlo previamente en Dahab. Elegimos un restaurante con alfombras y cojines en plan beduino para dejar las cosas mientras nos bañamos, tomar algún refresco y comer algo placidamente a la sombra. Salida 11:00, vuelta 16:00, trayecto 1/2h, precio 30 LE, incluido el equipo de snorkeling.
De vuelta al hotel nos damos una breve siesta y nos relajamos en la piscina. Acabo el libro sobre Pedro Paez. Cenamos por 90 LE en un horrible restaurante chino, The Dragon. Contratamos la excursión de mañana a otra zona de buceo, los Three Pools.
Los
Three Pools, es una zona de playa abierta de unos 500 mts de largo, a media hora de Dahab dirección sur. Así como el Blue Hole se pierde en las profundidades del abismo limitando por ello la zona accesible al snorkeling, aquí la profundidad máxima no supera los cuatro metros facilitando mucho el moverse entre el coral e incluso nadar sobre él. El número de peces así parece mayor, hay bandadas de miles de peces de apenas unos centímetros entre los que nadar, el famoso pez payaso (Nemo), pez ángel, pez mariposa, pez león, pez loro, peces pequeños la mayoría. También hay coral de todo tipo, estrellas de mar, medusas, anémonas... Salida 11:00, vuelta 16:00, trayecto 1/2h, precio 40LE, incluido el equipo de snorkeling, lo organiza
Sphinx Safari.
De vuelta al hotel tras un poco de relax y una ducha, y de comprobar que nuestra laundry aun no esta hecha, nos vamos a cenar al que según Lonely Planet es el mejor restaurante de Dahab, el Lakhbatita.
Terminada la cena compramos un agua y unas galletas para la excursión de esta noche y nos vamos a dormir un rato antes de partir, con la promesa de que tendré la ropa limpia en recepción cuando despierte. Al despertar el laundry aun no esta y tengo que ponerme otra vez los pantalones thai de Rosa.
Excursión al Monte Sinai y Monasterio de Sta. Catherina. 60 LE, más 17 LE acceso a la zona protegida. Llevar ropa de abrigo, y algo de comer y beber. Hora de salida 23:00, trayecto 2h, ascensión por el camino de camellos 2 1/2h, descenso por los escalones 1 3/4h, hora de vuelta al hotel 09:00, llegada a Dahab 11:00, organiza Penguine Village. En la furgoneta somos 15 personas, tres son niños.
Nos asignan un guía al llegar que nos acompañará hasta la cumbre del
Monte Sinaí, y nos guiará durante la bajada. La subida es una pista de tierra pedregosa con una pendiente constante que serpentea la montaña durante seis kilómetros. Las dos horas y media de ascensión se hacen a oscuras iluminados solo por la linterna que cada uno ha llevado, la temperatura es relativamente baja y las piedras hacen muy incomodo el paso en algunos tramos. A lo largo del camino hay cabañas donde tomar te y chocolate caliente, así como refrescos, agua, galletas, barritas energéticas, o simplemente sentarse un rato a reposar.
Ya en la cima el guía nos lleva al techo de una cabaña deshabitada donde tras distribuir mantas (10 LE) y colchones (10 LE) podemos dormir un par de horas antes de que amanezca. Es aquí donde la Biblia cuenta que Dios entrego los Diez Mandamientos a Moisés. El amanecer rodeados de este paisaje lunar que forma la combinación de desierto y picos rocosos es espectacular. El esfuerzo merece la pena. Ahora toca bajar. El descenso lo realizamos por el lado opuesto de la montaña, por los 3.750 escalones que un monje colocó en penitencia hasta el monasterio. Este tramo castiga especialmente las rodillas, y junto al calor que va en rápido aumento con la salida del sol, tampoco hacen de él un camino de rosas.
No se necesita de ningún entrenamiento especial para realizar esta excursión, pero no confiarse, no es un paseo por el campo. Si surgen problemas y no podemos seguir la ascensión, el guía no puede abandonar al resto del grupo al que acompañara durante todo el camino, y tendremos que esperarle seguramente durante horas hasta que vuelva por nosotros o envíen a alguien. No creo que sea recomendable para niños pequeños, personas mayores o personas con problemas de movilidad o baja forma física.
Reposamos un poco mientras esperamos que abra el
Monasterio de Sta. Caterina . Esta construido donde se supone que Dios se apareció a Moisés en forma de una zarza ardiendo con fuego que no se consumía. Este arbusto, que aún existe, es la principal atracción del monasterio. Pero en su interior al abrigo de unas espectaculares murallas construidas en el siglo VI por el emperador Justiniano, hay mucho mas que ver: la basílica (mandada construir por Santa Elena, madre de Constantino I el Grande), la biblioteca (que alberga la segunda mayor colección de códices del mundo), la galería de los iconos (25 LE), o una mezquita nunca usada porque no apunta hacia la Meca. Hay algunas zonas cerradas al público y la visita puede hacerse en poco más de media hora. A primera hora hay bastante gente la mayoría provenientes de los viajes organizados. La entrada es gratuita.
Al llegar al hotel por fin tenemos la ropa. Dormimos hasta pasadas las dos y comemos en el propio hotel. Nos relajamos en la piscina escribiendo el diario y leyendo, esperando al día de mañana en que cogeremos el avión a Luxor desde Sharm el-Sheik.
Penguin Village. 190 LE hab. doble algo destartalada, con a/a y ventilador, balcón y vistas al mar, Desayuno incluido. Lavabo completo, aunque pequeño y sucio. Tiene una amplia zona comunitaria de hamacas y asientos beduinos en la orilla del mar. Precios negociables. Una vez más nuestras opiniones no concuerdan ni por asomo con las suntuosas descripciones que ofrece Lonely Planet y decidimos cambiar de hotel.
Dyarna Hotel. 26€. Nuevo, limpio, terraza con vistas al mar y a la piscina, a/a, TV y nevera. Lavabo completo impecablemente limpio. Ambiente tranquilo. Desayuno incluido. Hablando en estándares españoles, esto es un buen tres estrellas y el Penguin una pensión.
Sunsplash Divers Hotel. 120 LE hab. doble con baño completo y a/a. Desayuno incluido, buffet libre. Muy limpio. Hay habitaciones de piedra o de madera, cuestan lo mismo, aunque son más bonitas las de madera. Le da mil vueltas al Penguin Village valiendo la mitad.
Jasmine Rest. 115 LE, dos Stella, parrillada de calamar, lazy de melón, crepe y banana split. Velas, mesas a la orilla del mar, cojines beduinos, súper atentos, simpáticos y buena comida. Ideal. También dispone de hotel, que hace buena pinta.
Lakhbatita Rest. 135 LE, Paella al horno con champiñones y queso gratinado, fatha, zumo de naranja y un agua grande. Si tenemos que guiarnos por el número de gatos que vienen a maullar bajo sus mesas este es sin duda el mejor local de la ciudad. La ambientación y decoración es magnifica, pan hecho por ellos y relajante música de fondo. Aunque hay algunos platos que alcanzan los 200 LE, casi toda su oferta esta dentro de los precios habituales.
Ghazala Supermarket. Junto a la comisaría de policía, cerca del puente. Abre de 8:00 a 2:00. Tiene de todo y a buen precio: comida preparada, fresca, congelados, carretes de fotos, material de papelería, protección solar...
Desde la frontera a la estación de autobús de Taba, 2', 10 LE. Andando se hace en quince minutos, pero el calor aprieta y estamos hablando de 1,5€.
Taba Dahab, 3h, 26 LE, una parada de diez minutos para estirar las piernas.