Firgas, a 25 km de la capital, tiene un pequeño centro urbano peatonal, de casas antiguas y calles decoradas con azulejos. El centro es la Plaza de San Roque donde se ubica la iglesia parroquial (año 1502), el monumento a San Juan de Ortega, primer patrón de la villa, el ayuntamiento y el edificio de la Casa de la Cultura. En el paseo de Gran Canaria, una de las calles laterales a la plaza, aprovechando la pendiente natural, hay una curiosa cascada de agua de 30 metros de largo, en piedra de cantería, flanqueada en las paredes de la calle por los 22 escudos heráldicos que representan a todos los municipios de Gran Canaria, además del escudo insular. También puede verse un antiguo molino de agua usado para moler gofio y la Fuente Conmemorativa, erigida en piedra de cantería para celebrar los 500 años de la Fundación de Firgas.


Moya es un pueblo construido al borde de un barranco, con un casco antiguo bastante pequeño presidido por la Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, una iglesia con doble torre y un bonito mirador con vistas al valle. Frente a la iglesia esta la Casa Museo del poeta modernista Tomás Morales, que nació allí en el año 1884. Pero el motivo para acercarnos hasta aquí fue el
Sendero de los Tilos de Moya, una ruta circular de apenas 2 km, que parte del Centro de Interpretación de los Tilos a pocos kilómetros del pueblo. Toda la ruta se realiza dentro de la Selva de Doramas, un bosque espeso donde predominan los tilos y que tiene una antigüedad de 500 años. La ruta puede dividirse en dos, la parte baja paralela a la carretera donde la vegetación es densa y predomina la sombra; y la parte alta, tras cruzar la carretera, mas abierta y soleada, donde hay plantas mas bajas y cactus, que nos llevan de vuelta hasta el parquing en el punto de partida.

El
Sendero Caldera de Bandama se encuentra en un espacio de gran riqueza natural que se formó hace cinco mil millones de años junto al antiguo volcán Pico de Bandama. La caldera tiene 216 metros de profundidad, 574 metros de altura y mil metros de diámetro. Es una camino muy interesante que recorre todo el perfil del volcán, una ruta corta de apenas 3 km que no es de gran dificultad, aunque el sendero tiene desniveles pronunciados, tanto de subida como de bajada, en los que se camina sobre un terreno inestable, por lo que los resbalones son frecuentes. Además, tiene una zona poco recomendable para personas con vértigo, puesto que un tramo discurre entre la caldera y el barranco que se sitúa hacia el sur, con pendientes casi verticales a cada lado. El día que lo hicimos corría un fuerte viente y en este tramo hacia un poco de yuyu. Al principio de la ruta hay un mirador desde el que se ve toda la caldera, así como las poblaciones cercanas y Las Palmas al fondo.