11:00 Tras desayunar, sacar dinero en un cajero automático, y curiosear por las tiendas que hay junto al Teatro Nacional, dos boda-boda (3.000shs) nos acercan a Old Taxi Park.
12:30 Tardamos casi una hora en llenar el matatu a Mbale (13.000 shs).
14:15
Pasamos por Jinja.
16:30 Llegamos a
Mbale.
17:00
En la Plaza del Reloj, punto de partida de los matatus de "cercanías",
subimos a uno que se dirige a las Sipi Falls (3.000 shs c/u).
Va a tope, por primera vez no esperamos a que se llene un vehículo.
18:00 El pasaje ha ido bajando, y solo queda-
mos nosotros. El conductor decide que no le sale rentable recorrer
los 12 km que quedan con dos pasajeros, y nos deja tirados en
un cruce de carreteras.
18:02 Empieza a llover.
Esto mejora por momentos.
18:20 Conseguimos parar
un boda-boda que por 6.000 shs nos lleva, a nosotros y a las mochilas,
montaña arriba. Hace un frío que pela. Cuando llegamos
1/2h mas tarde, ya ha anochecido.
Crows Nest Campsite, 31.000 shs,
doble con baño exclusivo, pero fuera de la habitación.
No hay luz eléctrica, nos guiamos con candiles. Habitación
limpia y sobria, cama doble con mosquitera, y un banco en forma
de ele ocupando casi dos paredes. Son pequeñas cabañas
que disponen de terraza con vistas a las cascadas, y baño
propio. Lo llevan un grupo de jóvenes muy atentos. Agua
caliente bajo demanda.
Cenamos a la luz de dos candiles: 2 bols
de sopa de champiñones, spaguetti a la boloñesa,
curry de tomate, dos chapattis, y dos cervezas Eagle (por fin
nos volvemos a encontrar).
Las
Sipi Falls son una serie de tres cascadas,
que se encuentran cerca de Kapchorwa, al norte de Mbale; en uno
de los extremos del Mount Elgon National Park, cerca del monte
Elgon y la frontera con Kenya. El río Sipi recibe su nombre
de una planta que crece en sus márgenes llamada
sep.
Muy similar a la banana silvestre, es una planta medicinal cuya
hoja, de un color verde translúcido con un fino nervio
de color carmesí, se usa para el tratamiento del sarampión
y la fiebre. Las
Sipi Falls es un destino
tranquilo de montaña, alejado del turismo y los calores
de la capital. Trekkings para visitar cascadas y cuevas de la
zona, escalar el monte Elgon, o simplemente disfrutar del espectacular
paisaje.
07:30 Diez horas en la cama han
bastado para recuperarnos del viaje desde Kampala. Bajamos a las
duchas comunes para que no tengan que calentar agua solo para nosotros,
que somos los únicos clientes del
campsite. Desayunamos:
rolex (huevo frito envuelto en chapatti), y huevos revueltos con
tostadas. Té, café y plátanos están
incluidos en el precio de la habitación.
El
campsite organiza
trekkings por los alrededores, 30.000 shs dos personas. Dura cuatro horas, y ofrece unas espectaculares vistas de los valles de Karamoja, los picos del monte Elgon, y las cascadas de la zona.
10:00 La caminata sigue un itinerario circular que nos llevará hasta los pies de dos cascadas, pudiendonos poner, si no fuera por la fuerza con la que cae el agua, debajo de la misma catarata. Pasamos por varios poblados, atravesa-mos campos de cultivo, plataneros, café, cabras, vacas y multitud de niños que nos reciben al grito de
mzungu. El acceso a la primera cascada, de 95 metros de altura, es por un estrecho camino de tierra casi todo él cuesta abajo. Para la segunda, de 80 metros, hay que subir lo bajado y algo mas. El sol pega fuerte y se hace durillo. Bebemos tres litros de agua entre los dos. El camino de vuelta es un paseo por una pista cómoda y ancha.
14:00
Llegamos al campsite. 14:40 Comemos: Bamboo shots
in G.nut sauce + rice, beef stew rice + vegetables y dos tés.
Por
la tarde llueve un par de horas, como casi todos los días.
Desde la terraza de la habitación disfrutamos del espectáculo
mientras nos pelamos de frío. Apenas para, salimos a dar
un paseo. Desde lo alto de la colina en que se aloja el
campsite,
las vistas del valle con las montañas y cascadas al fondo
son espectaculares. Cuando bajamos al pueblo, niños y curiosos
nos rodean a cada paso.
Para cenar tomamos dos platos de
guacamole con chapatti frito.
El aguacate aquí es casi el doble de grande que el que
encontramos en Barcelona, y más dulce y cremoso. En algunos
sitios le añaden además algún picante que
ayuda a potenciar el sabor. A dormir, prontito, como todos los
días.