Madrugamos para llegar pronto a la piscina. Son las ocho y estamos a -3º. Akureyri tiene una de las
piscinas municipales (900 ISK) más grandes de Islandia. El complejo dispone de un total de seis piscinas descubiertas, dos de ellas de 25 mts con carriles habilitados para nadar, otra con dos toboganes de tubo completamente cerrados que bajan haciendo círculos y un tercero más pequeño descubierto, una piscina para niños pequeños que apenas cubre dos palmos, una para bebés de menos de un palmo de agua, dos más pequeñas con capacidad para seis personas a 39º y 43º, y por último una con
ice water a 6º. Hay un acceso a las piscinas exteriores por un pasillo de agua climatizada desde los vestuarios. Es muy popular, por la mañana cuando nosotros fuimos, estaba llena de colegios hasta las 10 que empezaron a llegar los jubilados. Es cierto, que no fue la experiencia relajada de otras veces, pero fue divertido ver el gran evento social que son estos lugares, y hablar con la gente que nos identificaba rápidamente como los únicos turistas. En el vestuario hay taquillas gratuitas y secador para el bañador.
Casi desde cualquier punto de Akureyri pueden verse las dos altas torres de la iglesia luterana construida en 1940 en lo alto de una colina. Dicen que alberga un órgano de 3.200 tubos y la maqueta de un barco colgando del techo, como muestra de una antigua tradición nórdica solicitando protección para los marineros. Pero como la mayoría de las atracciones del norte, está cerrada en invierno, pocos turistas llegan hasta aquí, la mayoría se quedan en el sur, en los atractivos próximos a Reykjavik.
Saliendo de Akureyri dirección hacia el lago de Mývatn, vemos por primera vez árboles en los márgenes de la carretera. No es ni mucho menos un bosque frondoso, pero aquí es toda una novedad. A 50 km se encuentra
Goðafoss, la cascada de los dioses, llamada así porque cuando en el año 1.000 Þorgeir Ljósvetningagoði hizo del cristianismo la religión oficial de Islandia, arrojo sus estatuas de dioses nórdicos a la cascada. Alimentada por el río Skjálfandafljót, la catarata cae desde 12 mts de altura y tiene un ancho de 30 mts, estando dividida por una enorme roca en medio. Es la catarata más grande que hemos visto hasta ahora, o por lo menos la más poderosa. Ubicada junto a la Ring Road, que cruza sobre el río, puede verse desde ambos márgenes. Desde el lado izquierdo puedes acercarte mucho, tirarte a ella si quieres, pero la vista no es perfecta; desde el otro lado, un camino que sale de la gasolinera llega hasta un observatorio desde el que se tiene una vista global limpia.
Cincuenta kilómetros más y estamos en
Skútustaðir, al sur del lago Mývatn, un pequeño pueblo con gasolinera y una docena de edificios, de los que la mitad son hoteles con restaurante, aunque no todos están abiertos. A dos kilómetros del pueblo está el
Hotel Laxá, 10.615 ISK desayuno incluido. Hotel de tres estrellas inaugurado en 2014, bien decorado y con todos los servicios imaginables, entre ellos un sistema de avisos para auroras boreales. En temporada alta no nos lo habríamos podido permitir, pero ahora somos 4 o 5 huéspedes y los precios son asequibles. Habitación doble, amplia y cómoda, con baño privado completo y vistas a los prados nevados. Bar con
happy hour de vino y cerveza, y buen
restaurante con cuatro platos en la carta: vegetariano, pescado, carne,
rissoto, y dos postres. Pero lo mejor llega a primera hora de la mañana, a los ya de por si completos desayunos islandeses hay que añadir huevos, bacon,
harrings, gachas y una sección de bollería.