Cogemos calorías de sobras con otro generoso desayuno en el hotel Laxa para combatir lo -9º de temperatura exterior, y salimos a visitar mundo. Aparcamos el coche junto a la gasolinera de
Skútustaðir, frente a la cual salen dos caminos para visitar
Skútustaðagígar, un conjunto de cráteres formados hace 2.000 años por explosiones de vapor, no de lava. Este fenómeno natural, casi exclusivo de Islandia, se forma cuando la lava fluye sobre suelo mojado y empuja la tierra hacia abajo. Esto provoca que una gran cantidad de vapor quede atrapado bajo el peso de la lava, provocando una gran presión. Cuando la presión es demasiado grande, causa explosiones de vapor y la formación de estos pseudo cráteres.
Son pequeños conos de entre 5 y 400 mts de ancho, siendo el más alto de 40 mts. Hay un camino que lleva entre ellos, siendo posible caminar por el borde de alguno, o acceder a puntos de observación con excelentes vistas del lago Mývatn y sus alrededores.
Tomando la Ring Road, a seis kilómetros de Reykjahlíð dirección sudeste, hay un desvío que lleva hasta el área geotermal de
Krafla, donde es posible ver pequeños conos de lodo hirviendo, solfataras y fumarolas humeantes. Desafortunadamente tan solo podemos ver unos pocos a los lados de la carretera, ya que el camino a partir de la central geotérmica, a unos 7 km del desvío, está cortado.
Volvemos a la Ring Road. Entre el lago Mývatn y Egilsstaðir no hay nada de interés, son 175km de buena conducción donde los márgenes están completamente nevados, hasta que nos acercamos a unos 30 km de nuestro destino. En un pequeño puerto aparece la niebla durante unos minutos, y alguna capa gruesa de nieve que hay que pasar en tercera, pero el resto está bien y puede hacerse a una velocidad de entre 70 y 90 km/h.
Cincuenta kilómetros antes de llegar a Egilsstaðir estamos ya en reserva, no ha habido ninguna gasolinera en los últimos 135km. Paramos en unos surtidores de autoservicio que hay en el margen de la carretera, pero no conseguimos abrir el tapón de la gasolina, el hielo atenaza el mecanismo. El
display del coche indica que aún podemos hacer 140km más con lo que nos queda, nos arriesgamos a parar en la siguiente. Llegamos con el
warning ya parpadeando, y al intentar abrir el bombín de la gasolina la llave se rompe, quedando la mitad dentro. Nos ayudan en la gasolinera, hablamos con Nordic Rental Cars y nos dicen que nos enviarán otra llave. Apartamos el coche, que se puede cerrar con el mando, y el dueño de la gasolinera, muy amable, nos lleva hasta nuestro hotel.
Birta Guesthouse, 8.000 ISK con desayuno, sin 5.000 ISK. Céntrico, del mismo dueño que Olga Hotel. Casa de dos plantas con cuatro habitaciones, tres baños compartidos, cocina, y sala común. Habitación triple, amplia y cómoda, bien decorada y con fantásticas vistas al jardín nevado. Dispone de un par de plazas de aparcamiento.
Egilsstaðir es una ciudad de 2.300 habitantes, y aunque una granja se estableció de forma permanente a mediados del siglo XIX en esta zona, la ciudad no existió como tal hasta 1947. Está cerca del puente sobre el lago Lagarfljót, donde la Ring Road converge con el resto de carreteras que llevan a los fiordos del este. Dispone de aeropuerto, hospital, gasolineras, supermercados y media docena de hoteles y restaurantes. También un garaje concesionario de Dacia que tal vez nos resuelva el problema de la llave en menos tiempo del pensado. A 500 mts del hotel está la
piscina municipal (900 ISK), de 25 mts de largo con tobogán, además de dos pequeñas con hidromasaje, una poza de agua fría, gimnasio y sauna. Aunque está cerrada porque celebran una fiesta privada.
A las 19h nos llaman de Nordic Rental Cars para decirnos que no tienen llave de repuesto, hace un mes tuvieron el mismo problema con este coche y al entregar la copia de la llave al cliente, no pidieron una nueva. Una muestra inequívoca de incompetencia y falta de profesionalidad que nos traerá muchos problemas. A pesar de haber pagado un seguro a todo riesgo, según ellos este caso no esta cubierto al ser una negligencia nuestra. Un punto de vista curioso, teniendo en cuenta que es la segunda vez en un mes que tienenn la misma avería en el mismo coche, parece fácil pensar que algún defecto tendrá este modelo. Nos ofrecen tres soluciones: pedir una llave nueva a Dacia (una semana); enviar la llave rota a Reykjavik, intentar arreglarla y enviarla de vuelta (3-4 días y una suma alta de dinero sin concretar), o la tercera, según ellos la mejor para nosotros, enviarnos un coche nuevo con una grúa al día siguiente, que a su vez recogería el averiado y lo llevaría de vuelta a sus hangares (180.000 coronas, unos 1.400€). La primera no es viable por falta de tiempo, la segunda parece complicada y la tercera es demasiado cara. Pero el problema principal es que hemos perdido toda la confianza en ellos, y decidimos intentar solucionarlo por nuestra cuenta.
Por internet encontramos un mecánico. Vamos a primerísima hora. Parece ser que podrá pedir una copia de la llave a Reykjavik y recibirla el mismo viernes por la tarde. Volvemos al hotel a descansar un rato. A media mañana llega alguien del taller pidiéndonos el bombín para poder sacar la parte rota de la llave vieja, suponemos que para poder usarlo de nuevo.
Nos vestimos y salimos a dar una vuelta. Nuestro objetivo es un parque que hay al norte de la ciudad, parece que hay buenos senderos y todos dicen que el entorno es muy bonito. Ha nevado de manera intermitente durante la mañana, ahora lo hace de manera persistente, cada vez con más fuerza. Cuesta distinguir la calzada de la acera, y hay que adivinar los bordillos, lo que supone un serio riesgo para los tobillos. Estamos dando vueltas durante un par de horas, y aunque que no llegamos más que a la puerta del parque disfrutamos mucho de la nieve y de la ciudad completamente blanca.
Cocinamos y comemos la pasta que habíamos comprado en el supermercado Netto y nos volvemos al taller a recoger las llaves. Dice que tiene buenas y malas noticias para nosotros, la mala es que no han podido enviar unas llaves nuevas desde Reykjavik porque les faltaba un código, la buena es que ha podido enviar las partes rotas a Reykjavik por avión y con suerte las tendremos de vuelta el lunes. Más vale, porque si no tendremos un serio problema.
Visto el panorama, tres aburridos días más en Edilssgadir, alquilamos un coche en el aeropuerto (el técnico del taller nos acerca hasta él) con
Hertz para los tres días siguientes por 22.500 coronas. Es un Skoda de tamaño medio, más bien grande, con ruedas de invierno, que la verdad me gusta bastante más que el Dacia Duster. Es más moderno, más fácil de conducir y dispone de muchos más accesorios. Cena con lo comprado en el supermercado Netto el día anterior y a dormir.