Antes de que Shakespeare colocara Verona en el mapa, con la historia de amor de Romeo y Julieta, la ciudad ya tenía una larga tradición histórica. Rodeada de colinas y atravesada por el río Adigio, desde el siglo III aC fue un importante centro comercial del imperio romano, del que aún pueden apreciarse hoy el Forum (Piazza delle Erbe) y la Arena de Verona, el segundo anfiteatro romano más grande de Europa con capacidad para 25.000 personas.
El centro del casco histórico es la Piazza Bra, llena de cafeterías y restaurantes, junto al anfiteatro, el Palazzo Barbieri (actual ayuntamiento), la Statua di Vittorio Emanuele II rodeada por un bonito jardín, el Palazzo de la Gran Guardia (usado para conferencias y exposiciones), y un montón de edificios más en diferentes estilos que son un reflejo de la historia de la ciudad. La calle Giussepe Mazzini nos lleva hasta la Piazza delle Erbe, presidida por la Torre de Lamberti y llena de puestos de souvenirs y mercadillos. Un lugar ideal para tomar un Aperol Spritz.



Es 31 de diciembre, no hay hotel en el centro de Verona que baje de los 200€, así que acabamos en San Martino Buon Albergo, un pueblo a 10 km de Verona, unos 20 minutos en coche del centro.
Best Western Hotel Turismo. Des estilo cadena NH, habitaciones modernas, espaciosas, con Wifi, TV, desayuno buffet libre incluido y parquing gratuito. Si no tienes coche está a 100 mts de la parada del autobús. Muy buena opción.
Le Cantine de l'Arena, nuestra opción para la cena de fin de año, no creo que haya nada más típicamente italiano que la pizza. Muy buenas y mucha variedad. La verdad es que miramos otras opciones más glamorosas pero no es fácil, sin reserva previa los precios se iban por encima de los 100€ por persona.