Solo los turistas mas atrevidos visitaban Bulgaria antes de la caída del Muro. Después, antes de la aparición de las aerolíneas lowcost y la democratización de los precios, pocos se acercaban a un destino que no sabia vender sus bondades y no justificaba los altos precios de los vuelos. Ahora con toda la información disponible en redes y vuelos por 60€ ida y vuelta, es un destino que cada vez anima a mas gente. Todo y con ello, aún es un pais poco masificado, donde el turismo de masas todavía no ha llegado.
Bulgaria tiene una oferta turística variada, estaciones de ski en las laderas de los Balcanes, un largo litoral de playas en el mar Negro, senderismo de montaña, cuevas y monumentos trogloditas, spas y balnearios con aguas termales, incontables iglesias y monasterios, una decena de sitios inscritos en la lista de la UNESCO del Patrimonio de la Humanidad, y toda la herencia cultural y gastronómica que han dejado en ella el paso de tracios, celtas, griegos, romanos, godos, bizantinos, eslavos, u otomanos.
A pesar de todo
Bulgaria no tiene nada destacable, nada que no encuentres en otros países europeos, nada que la sitúe en la lista de imprescindibles. Salvo sus
atractivos precios, la habitación doble con baño privado cuesta alrededor de 50€, comer a la carta entre 10€ y 15€, en restaurantes de autor unos 30€, y alquilar un coche a todo riesgo durante 10 días cuesta 180€.
Lo mas fácil para moverse es el coche de alquiler, hay poco tráfico y las carreteras no están en mal estado. Hay de dos tipos: autopista, tiene dos carriles por banda, velocidad máxima 140 km/h, el arcén es casi tan ancho como un carril y se usa para entrar y salir (a veces hay vehículos parados), hay estaciones de servicio con y sin supermercados o restaurantes; secundarias, un carril por banda sin arcén, aunque aparecen carriles adicionales cuando hay pendientes pronunciadas, la velocidad máxima varía. Hay que vigilar con los adelantamientos, todas las líneas son discontinuas a los ojos del conductor búlgaro.