
Desde Göreme hasta
Konya hay unas 3h30. Lo hacemos con autobuses
Metro (85 TLR), asientos cómodos, pantalla de televisión con juegos y películas, distribución de té, agua y zumos. El
otogar se encuentra a 20 minutos del centro de la ciudad.

Konya, fundada hace unos 4.000 años por los hititas, fue capital del antiguo imperio seleúcida entre los siglos X y XIII. Justo a mediados del siglo XIII,
Mevlana Rumi, un poeta místico y filósofo llegó a la ciudad. Tras su muerte en 1273 sus seguidores fundaron la orden
sufí, inspirada en la mística islámica, que predica el amor, la tolerancia y la paz sin hacer distinción entre religiones, y que cree en la música y la poesía como caminos para llegar hasta Dios. La ciudad se ha convertido desde entonces en un importante centro de peregrinación para todo el mundo musulmán.

Quizás por ello
Konya tiene fama de ser una de las ciudades más religiosas y conservadoras del país. A nosotros no nos lo pareció. Bien al contrario, nos pareció una ciudad abierta y acogedora, con un centro urbano peatonal muy agradable para pasear: mercados, bazares, restaurantes, muchas mezquitas y una variada actividad cultural. Mientras estuvimos allí se celebraba un festival de música religiosa, al que seguiría otro de gastronomía la semana siguiente. En el
punto de información que hay frente a
Selimiye Camii, os brindaran toda la ayuda que necesitéis.


En una enorme plaza, rodeado de jardines y rosales cuidados con esmero, se encuentra el
Museo Mevlana. Aquí se encuentra el mausoleo de Mevlana, fundador de la orden sufí conocida como los derviches danzantes. El edificio es fácilmente reconocible por su cúpula decorada con azulejos de un verde intenso, bajo la que está el sarcófago de madera tallada en el siglo XIII, que contiene los restos de santo sufí. En su interior alfombras, tumbas de familiares y discípulos, ejemplares del Corán, caligrafía islámica y mucha devoción. Es un lugar de recogimiento y meditación, donde los numerosos fieles pasan largo rato sentados en el suelo abstraídos.


En la misma plaza hay una cafetería, una tienda de regalos y un pequeño auditorio al aire libre, donde cada día a las cinco de la tarde, puede verse gratuitamente a los
derviches danzantes girando en trance místico sobre si mismos, con sus altos sombreros cónicos, sus túnicas blancas y capas negras, en una forma de meditación religiosa que les acerca a la divinidad.
Una larga avenida une la plaza con
Alaeddin Parki, una bonita zona arbolada, ideal para pasear, tomar el té o visitar las ruinas del
Palacio Selçuk o la todavía activa
Alaedin Camii. más agradable es hacer el mismo camino atravesando los bazares y barrio antiguo, donde hay varias mezquitas y medrasas muy interesantes.


Hilton Garden Inn, (32€ noche). Aunque se encuentra a 15-20 minutos andando del centro, nos apetece darnos el capricho de disfrutar de un Hilton a precio de derribo. Habitación muy amplia y cómoda, con baño privado. Desayuno buffet libre incluido. Dispone de restaurante, con buenas opciones para cenar.
Somatçi Fihi Ma Fih. Rango medio alto, al menos en aspiraciones y fama culinaria. Trato exquisito, ambiente agradable, platos muy bien presentados, y carta con sugerencias muy originales. Aunque al final, la comida es correcta, pero no espectacular. Pilaf de trigo con almendras, mixto de carne asada con yogurt, y cazuela de carne con higos, 88 TLR.


Tirit Mithat (100 TLR), sin duda la mejor opción para comer en la ciudad, y quizás en toda Turquía. No hay carta, pero tampoco hace falta, solo sirven un plato:
tirit kebab, una especialidad de la ciudad. Es un
kebab donde la carne se sirve sobre una base de pan cortado en pequeños cubos y empapado de mantequilla derretida. Se añade cebolla y tomate, especias, se riega con caldo de carne y yogurt, y ya puedes empezar a babear. Llamarlo excepcional es quedarme corto. Se pueden pedir medias raciones, pero es un crimen. Para beber solo hay agua y refrescos.
Ask Çay (5 TLR), a la vuelta de la esquina, tetería familiar muy agradable, con un buen surtido de pastas y zumos.