Ya en el siglo VI
Sur estableció importantes vínculos comerciales con
la India y el Este de África, que se prolongaron hasta mediados
del siglo XIX, momento en el que los ingleses ilegalizaron el tráfico
de esclavos. El toque de gracia definitivo se lo dio la apertura
del Canal de Suez que le privó de la ruta comercial con la India. Hoy
en día mantiene su reputación como el mas importante
centro de construcción de dhows, los mismos barcos
con los que comerciaron durante los últimos siglos.
Una
vez en Sur tardamos cinco minutos en localizar un hotel junto al
souq.
Hotel
Sur, 20 rials hab doble. Austera tirando a cutre y sucia,
baño completo con ducha de cubo y jarra (tipo India), nevera
y TV. Céntrico, junto al
souq, mejor ubicado
imposible. Sus alrededores están llenos de opciones para
cenar, asi que aprovechamos para tantear en varios de ellos. Empezamos
con un par de platos combinados, que nos recuerdan al
koshari egipcio, y dos aguas, 600 baizas. Al salir, en una barbacoa en
la calle, unos pinchos de carne, 100 baizas c/u. Acabamos en un restaurante hindú:
pollo masala, porotta, chappatti, ensalada y dos aguas por 1,6
rials. Los postres en el super: helado de chocolate, 150 baizas.
Tomamos la misma carretera
por la que entramos ayer. De inmediato estamos en la
corniche.
El mar esta embravecido y las vistas son fantásticas. Seguimos
hasta un pequeño puerto frente a las
Tres
Torres de Ayajh. Son las torres de vigilancia que daban
paso a los
dhows al interior de la laguna. Dhows se ven
pocos hoy día, pero en el puerto abundan las barcas varadas
en la arena con la marea baja. Cruzamos andando hasta el pequeño
pueblo de pescadores de
Ayajh por un puente
de nueva construcción, aun no inaugurado, que sustituye al antiguo ferry y evita la larga
vuelta que actualmente hay que dar a la laguna.
Un corto paseo tan
solo acompañados por cabras, gatos y alguna que otra gaviota,
nos lleva hasta un faro de tres plantas
coronado con una cúpula azulada, desde el que hay unas magnificas
vistas de Sur. A ambos lados el paisaje es el mismo, casas blancas,
los minaretes de las numerosas mezquitas, algún coffe shop con
tertulianos en la puerta o en la terraza sentados sobre sillas de
plástico, y trabajadores de origen hindo-pakistani cociéndose
bajo el sol; pero negocios y personas siempre en pequeñas
cantidades, dando la sensación a menudo de pasear por
ciudades fantasma.
Desde el siglo VIII los
dhows (barcos tradicionales) han sido usados a lo largo de la Península Arábiga, India y África con fines comerciales, habiendo llegado a lugares tan lejanos como China. Usados para comerciar, pescar y como atracción turística, aun pueden verse a lo largo de la costa de Omán, siendo Sur el más importante centro de construcción de
dhows y
sambuks (barcas de pesca). Merece la pena acercarse a ver
Fatafh al-Khair, un dhow en exposición de 70 años de antigüedad, que pesa 300 tn y mide más de 20 mts.
Próxima
parada Sunaysilah castle, un fuerte perfectamente
cuadrado, de unos 300 años de antigüedad, ubicado en
lo alto de un pequeña colina fácilmente accesible
desde una de las rotondas. Lo encontramos cerrado (500 baizas),
aunque es fácil imaginarse las fantásticas vistas que de
la ciudad y la línea de costa deben tenerse desde él. Bajo
él hay una llamativa mezquita con dos altas torres, junto
a la que comemos algunas cosillas que llevamos en el coche.
A dos o tres minutos
en coche se encuentra el Bilad Sur Castle construido alrededor de 1.800 para defender Sur de los ataques de
las tribus del interior. Esta organizado alrededor de un gran
patio central con torres de vigilancia en cada esquina. Las dos
torres principales tienen unas llamativas pequeñas extensiones,
construidas para permitir a los defensores tener una mejor visión
del enemigo. Cerrado al público por encontrarse en restauración.
Retrocedemos unos metros y tomamos el desvío a Ras Al Had.