La gastronomía báltica es en general poco variada, pesada y contundente, pensada para aguantar los duros inviernos y las largas jornadas de trabajo en el campo. Abunda la carne roja de res o de caza (alces, ciervos y osos se encuentran en casi todas las cartas) servida sin salsas ni especias, acompañada por las omnipresentes patatas, y algunas verduras o setas de temporada. Hay sopas de carne o verduras, frías o calientes, en cualquier local; son típicas las borscht, y sobre todo la šaltibarščiai, sopa fría de remolacha, fácilmente reconocible por su intenso color rosa. En cuanto a pescado, suele encontrarse arenque, salmón y trucha. Otros clásicos: la crema agria para acompañar cualquier plato, encurtidos, escabeches, y el pan negro de centeno.
Debemos de estar en temporada, ya que en los mercados de Riga y Tallinn, abundan los puestos de
arándanos, frambuesas y fresas. Pero si lo que queréis es poner a prueba vuestros niveles de colesterol, os animo a probar las cepelinai en Lituania, unas empanadillas de patata rellenas de carne, queso o setas, que suelen aderezar con salsa de manteca de cerdo y trozos de bacon.
La bebida no es problema, hay una gran variedad de cervezas artesanales y licores locales, y el vodka y vino caliente propios de estas latitudes. Los locales especializados en vino parecen estar en alza, y no es difícil encontrarlos en las zonas mas turísticas.
Una comida de dos platos y postre, con cerveza de 1/2 litro y café, cuesta en un restaurante del centro histórico alrededor de 22€ en Estonia y Letonia, y unos 15€ en Lituania. En los cascos antiguos se están poniendo de moda divertidos restaurantes de estética medieval donde el pregonero sale a recitar la carta a la calle, los camareros visten de cortesanos, y las vajillas recrean las del medievo. Como en todo, hay variedad, pero tienden a ser más baratos, y con una carta más básica y menos sofisticada.
En los cascos antiguos, o cercanías, de las tres capitales y Tartu no hay problema para hallar alojamiento. Hay gran variedad de categorías y precios, lo mismo pasa con los restaurantes. Una habitación individual con baño, o lo mas parecido a esto que he podido escoger, no pasa de los 30€, excepto en Tartu donde todos los albergues con los que contacté solo tenían dormitorios. En general están limpios y cuidados, disponen de wifi, agua caliente las 24h, calefacción y algunas facilidades o servicios turísticos.