
Nuestra idea principal al visitar
Sudáfrica fue visitar sus parques naturales, prestando especial atención a
Kruger, y huir de los grandes centros urbanos. El mes de septiembre es un momento ideal para ver animales, ya que al coincidir con el fin de la temporada seca hay menos vegetación, la hierba esta más baja, y la fauna se concentra cerca de ríos y charcas. El país cuenta con una extensa red de parques publicos, con tasas de acceso y alojamiento muy populares. A diferencia de Kenia y Tanzania, dos clásicos del safari fotográfico, las vías de acceso a los parques y los caminos dentro de ellos están en buen estado, y no es necesario el uso de vehículo todo terreno.
Hicimos una
ruta circular desde el aeropuerto de Johannesburg, donde alquilamos un VW Polo a todo riesgo por 100€ semanales. Aunque en
Sudáfrica hay animales salvajes en casi todo el territorio, la primera parte del viaje la dedicamos básicamente a parques conocidos por su variedad de fauna (una semana entera en Kruger, Hlane Royal en Suazilandia, Hluhluwe-Imfolozi, y los humedales de Isimangaliso). La última semana la pasamos en zona de montaña (Golden Gate, Drakensberg, Lesotho), otro atractivo de la zona, con infinidad de opciones de senderismo. En total 4.125 km, un tercio en parques naturales.
Sudáfrica es un pais
barato. La tarjeta
Wildcard que da acceso a 80 parques naturales durante un año (
SAN Parks map), cuesta 3.005 rands (unos 190€) para dos personas. Dentro de un parque natural dormir cuesta entre 18€ el camping y 270€ los
bungalows de lujo más caros, comer en un restaurante entre 6€ y 15€, barbacoa de verduras y carne para dos personas unos 6€, cervezas y refrescos menos de 2€. Las actividades organizadas, safaris nocturnos o similares, rondan los 300 rands (20€). Gasolina 95 12,4 rands (0,8€).