
Si hablamos de Eslovenia, probablemente la primera imagen que nos viene a la cabeza es la de un lago en cuyo centro hay una pequeña isla coronada por una iglesia. Ese lugar se llama
Bled y es el principal destino alpino del país. Además de su fotogénico lago, también es conocido por su castillo medieval ubicado en la cima de un peñasco sobre el lago, y por el pastel
kremma rezina, una popular tarta local hecha a base de vainilla, crema pastelera, hojaldre y azúcar glaseado. A mediados del siglo XIX Bled fue un popular balneario, gracias al médico suizo Arnold Rokli, que aseguraba curar a sus pacientes gracias al sol, el aire y el agua de este lugar, rodeado de bosques y montañas.

Siendo el lugar más turístico del país, los precios de los hoteles son más elevados, es casi imposible encontrar nada por debajo de 60€, por lo menos si el hotel tiene que estar céntrico o junto al lago.
Penzion Mlino, 60€. Hotel muy tranquilo a las afueras del pueblo, unos veinte minutos caminando hasta el centro. Habitación doble un poco pequeña, con armarios, baño privado y vistas al lago. Desayuno incluido, buffet libre completo y delicioso, el mejor del viaje, solo fallan los zumos que son de sobre. Dispone de amplio parking privado y restaurante.
Después de dar una pequeña vuelta por el pueblo y acudir al TIC (Tourist Information Center) cenamos en el restaurante del hotel.
Penzion Mlino. En la carta abunda la caza, es difícil hacer una comida ligera aquí, pero el lugar es agradable y la comida bastante buena. Sopa de champiñones con trigo sarraceno machacado, costillas de cerdo y dos cervezas, 35€.

El
castillo de Bled (
acceso 11€) es uno de los más antiguos de Eslovenia, su primera mención data de 1011 cuando el emperador Enrique II se lo regaló al obispo de Bressanona. Los edificios del castillo se ubican alrededor de los patios en dos niveles. En el patio inferior se encuentran el taller de imprenta, espacio dedicado a Primoz Trubar, la galería de la torre, la tienda de productos de miel y un pequeño bar; en la planta intermedia la bodega de vinos. En el patio superior los espacios más importantes son la capilla del siglo XVI y el museo, que exhibe una colección de objetos que hablan del desarrollo histórico del área de Bled desde la Edad de Bronce hasta el día de hoy. Los dos niveles están protegidos por una muralla románica con un pasillo de defensa, la torre de entrada, y la imponente torre gótica, donde se encuentran la sala de Arnold Rikli y la sala de los Museos de Gorenjska.

Desde el centro del pueblo salen
góndolas eléctricas (11€ ida y vuelta) cada hora hasta la Isla de Bled, y desde el barrio de Mlino, frente a nuestro hotel, salen las
barcas tradicionales conocidas como
pietnas, barcazas de madera de 7 mts de largo por 2 mts de ancho, que son manejadas por el
pletnar, que se sitúa de pie en popa con dos largos remos. La proa acaba en punta y en la popa hay una plataforma que facilita el acceso a los pasajeros. El derecho para manejar dichas barcas fue concedido por la Emperatriz María Teresa a los granjeros que disponían de las peores tierras, la mayoría de ellos en la zona de Mlino. Actualmente hay 23
pietnas en el lago gestionadas por Pietna Bled. En estas la hora de salida la fija el barquero, que busca un número mínimo de pasajeros para amortizar el viaje. El
ticket cuesta 15€ ida y vuelta, e incluye unos 45 minutos de espera mientras visitas la isla.

La
pietna, tras navegar durante veinte minutos entre las aguas tranquilas y cristalinas del lago, amarra en la
Isla de Bled, realmente un peñasco, un islote donde a duras penas caben dos casas que albergan una tienda de souvenirs y una cafetería restaurante, la Iglesia de la Asunción (6€ acceso) y un sendero que permite circunvalarla en cinco minutos. El acceso es por una amplia escalinata de 90 peldaños, que el novio debe subir con su prometida a cuestas, con ella en completo silencio, si no quiere atraer la mala suerte sobre su matrimonio.

Además de la vuelta completa al lago, que puede hacerse en poco más de dos horas siguiendo un camino plano y bien señalizado, hay una serie de colinas alrededor del lago que ofrecen unas vistas espectaculares. Uno de estos miradores es
Mala Ojstrica, para llegar a él hay que seguir un sendero que sale tras el camping Bled, y sigue a través del bosque durante unos 25 minutos. En algunos momentos hay bastante pendiente, pero es un camino ancho fácil de seguir. En un momento dado nos encontraremos con una señal donde giras a la derecha, y tras dos minutos de escarpado y rocoso camino, se llega a una pequeña cumbre con un banco de madera y unas extraordinarias vistas sobre el lago. Si seguimos el anterior camino durante unos 30 minutos más llegamos a
Mala Osojnica, una cumbre 650 mts sobre el lago, donde las vistas deben ser todavía mejores. Faltaba poco para anochecer, así que decidimos dejarlo para otro día. Las vistas desde estos miradores son mucho mejores que desde el castillo, aquí se ve el lago al completo, la isla, el castillo sobre un peñasco a la izquierda, y al fondo, el pueblo de Bled.
Devil’s Bar. Buen local para cerveza, combinados con y sin alcohol, y para ver partidos de futbol y deportes en general. Sirven algunos sándwiches y snacks.