
Ultimo día. Nuestro avión sale mañana a las seis de la mañana. Decidimos no volver a Ljubljana y dormir en algún punto más próximo al aeropuerto, pasando el día en un par de poblaciones cercanas al Lago de Bled. Nos lo tomamos con calma, salimos del hotel a las 10:20, y nos vamos directamente al Merkator a comprar un postre típico esloveno para llevar el lunes a la oficina. Se llama
potica, una especie de pan de nuez elaborado con masa de levadura, nueces, mantequilla, nata, huevos, miel o azúcar.

A cinco minutos en coche desde Bled se encuentra
Radovljica, una de las áreas medievales mejor conservadas de Eslovenia, con edificios que han permanecido prácticamente intactos durante los últimos 600 años. En el siglo XIII, a petición del Patriarcado de Aquilea, se construye en un promontorio sobre el río Sava, una iglesia en torno a la cual se desarrolla un asentamiento. En el siglo XV se construyó un muro y un foso como defensa contra los ataques de los turcos. Debido a los impuestos que recaudaba su puerto fluvial, y al comercio con vino y sal, fue un lugar floreciente hasta finales del siglo XVII, momento en que quedó prácticamente arrasada por un incendio, y nuevamente en 1835. La
plaza Linhart, centro del casco antiguo medieval, todavía puede contemplarse en todo su esplendor. Hermosos edificios de dos o tres alturas de estilo gótico y renacentista, con grandes portales, pequeñas ventanas, y vivos murales decorando algunas de sus paredes. Al final de la plaza hay un mirador con maravillosas vistas del valle del río Sava y los Alpes Julianos. A la entrada del casco antiguo se encuentra el TIC (Tourist Information Center) y junto a él un parking gratuito.

A media hora en coche desde
Radovljica, en el valle de Selska, se encuentra
Skofja Loka, una de las ciudades más antiguas de Eslovenia. Otra pequeña ciudad medieval, con numerosos monumentos históricos y un fantástico castillo. Aunque las primeras construcciones datan del siglo XII, todo lo que se ve fue construido tras el demoledor terremoto de 1511. Su centro histórico gira alrededor de la Plaza Mestni, más bien parece una calle ancha en lugar de una plaza, rodeada de casas señoriales del siglo XVI en tonos pastel, el ayuntamiento, la casa del párroco, una iglesia, y una imagen de la Virgen María sobre una columna, construida en 1751 para agradecer la protección divina contra la peste y el fuego. Al final de la plaza, junto a un enorme árbol, se encuentra la Casa Homan, un palacio de tres pisos con frescos en su fachada. Tras ella está la Iglesia de San Jacobo (siglo XIII), la más importante de la ciudad; y a pocos metros, siguiendo un callejón, está la Iglesia de María Inmaculada, que formaba parte de un antiguo convento de las monjas clarisas. Poco después, el Puente de los Capuchinos, un puente de piedra construido en el siglo XIV, nos saca del casco antiguo.
Bajo Mestni Trg está la Plaza Spodnji, la zona humilde de la ciudad durante la Edad Media. Hay poco que ver aquí, lo único destacable es el restaurante
Kasca, ubicado en el antiguo granero del pueblo. Comida eslovena y pizzas, local amplio y bonito, robustas mesas de madera, paredes de piedra y decorado con instrumentos de labranza. Sopa de champiñones, sopa de calabaza,
lonec kasca (potaje de verduras), morcilla con guarnición,
gibanica (postre de capas de nueces, higos, hojaldre…), dos copas de vino y una botella de agua, 32€.

Decidimos no visitar el castillo y ponemos rumbo a
Crngrob. Un pequeño pueblo a 7km de Skofja Loka, cuya Iglesia de la Anunciación (siglo XIII) fue un popular destino de peregrinaje en el pasado. En sus paredes exteriores hay varios murales de los siglos XIV y XV. Para dormir escogemos el diminuto pueblo de
Voglje, a solo 6km del aeropuerto. Hay un supermercado, y un par de hostales y restaurantes.
Bed & Breakfast Pr’Sknet, 48€. Habitación doble, amplia, con baño propio. Casa familiar, limpio, cuidado, agradable, cómodo y tranquilo.