
Estupendo desayuno en el
Hostel Proteus Postojna antes de empezar la marcha, tostadas, queso, embutido, yogurt, manzanas, mermelada, mantequilla, zumos, te y café. Hoy atravesaremos el
Valle de Vipava, un lugar muy fértil para el cultivo de frutas y hortalizas, especialmente de espárragos y vid, que seguro ofrece una paisaje mucho más floreado y colorido en primavera. La oferta en temporada alta es muy variada, senderismo, rutas en bicicleta, rutas gastronómicas, visitas a viñedos, degustaciones en bodegas de sus ricos y variados vinos, incluso escalada y parapente. Al estar en temporada baja nos dedicamos a visitar su pintoresco paisaje rural y hacer una buena comida.

La mayoría de poblaciones que atravesaremos hoy son pequeños pueblos de casas bajas y calles empedradas, donde solo se ve gente paseando por la calle camino de la iglesia (es domingo). Paramos en Vipava a estirar un poco las piernas. Por Ajdovščina pasamos de largo, aunque nos da tiempo a ver las piedras colocadas en los tejados de algunas casas, para cargar las tejas contras los fuertes vientos que soplan en la zona. Seguimos dirección norte, Google Maps nos hace atravesar unos 10 km de territorio italiano, para llegar hasta Dobrovo. El paisaje de viñedos nos acompaña todo el trayecto.

El máximo atractivo de
Dobrovo es su castillo. No es una fortaleza al uso, con almenas y puentes levadizos, es un palacio renacentista del siglo XVII de planta cuadrada, con torretas también cuadradas en cada una de sus esquinas, una de ellas es la capilla. Alberga una galería de arte, un museo y un restaurante. El castillo abre de 13h a 17h, todavía no son ni las 12h, y como en el resto del pueblo no hay nada más que ver, disfrutamos de las vistas del valle desde su patio de armas, y seguimos nuestro camino.
Entre el siglo XVI y la segunda mitad del siglo XVIII, Šmartno fue un importante puesto de defensa estratégica incorporado en el sistema de fortificaciones, utilizadas durante la pugna de los Habsburgo y la República Veneciana. Parece que el asentamiento tenía un puente levadizo frente a la entrada y estaba rodeado por un foso profundo. Hoy en día es un pequeño pueblo amurallado sin castillo, solo hay tres calles paralelas organizadas alrededor de la Iglesia de San Martín y su alto campanario. Entre sus murallas hay algunos cafés y restaurantes, y unas pocas casas que albergan bodegas en la planta baja. Frente a la puerta principal de acceso hay un parking gratuito y un hotel.
Hiša Marica, Šmartno, ocupa una casa de piedra donde también se alquilan habitaciones. El restaurante ofrece cocina tradicional eslovena-italiana, basada en ingredientes locales y de temporada, con una cuidada presentación. Tiene mucho exito, parece que somos los unicos que no hemos reservado mesa. Además de la carta hay dos menús degustación de 26€ y 28€, y una buena selección de vinos. Escogemos un menú de cada, tres copas de vino y dos chupitos de licores locales, 65€.