

Hoy para desayunar tenemos humita, choclo (mazorca de maiz) relleno de queso, huevos revueltos con jamón, zumos naturales, pan con mantequilla y mermelada, te, café. Seguimos indagando en la cultura de los chachapoyas. Nuestra primera parada es en la
cueva de Quectap. Se encuentra a unos 10 km de Laud, a 1h30 de Chachapoyas, y fue descubierta a inicios de siglo por campesinos que recolectaban orquídeas. Es una cueva de 545 metros de largo, sin apenas pendiente, bastante ancha y alta, apta para claustrofóbicos, probablemente el punto más estrecho de la gruta sea el acceso de unos 5 mts de diámetro. Pero su interior es húmedo y abundan las zonas de barro, que hace que en algunos tramos cueste caminar. Hay que entrar con botas y linterna, que provee el propio organizador del tour. En su interior, junto a las formaciones naturales propias de cavernas, como estalactitas, estalagmitas, columnas y salas circulares, se pueden observar pinturas rupestres rudimentarias, restos óseos animales y humanos, restos de cerámica, y utensilios que indican que la caverna fue usada por grupos de la cultura Chachapoyas.
Comemos en el

restaurante
Rulo de Luya, concertado con el tour. Sopa de avena y trucha frita. Es un menú valorado en 15 soles, si quieres otra cosa pagas la diferencia. Desde aquí tardamos menos de una hora en llegar a Cruz Pata, desde donde hay que andar un kilómetro de fuerte pendiente hasta un acantilado desde donde podremos observar los sarcófagos de
Karajia.

Este sitio arqueológico contiene el mejor ejemplo del estilo funerario de los chachapoyas. Se trata de un conjunto de sarcófagos antropomorfos de hasta 2,5 mts de alto, construidos de una mezcla de arcilla, piedras y palos. Están instalados sobre un acantilado de unos 200 m de altura sobre el río Juscabamba, en fila, pegados uno al lado del otro, incrustados en el acantilado y mirando al abismo. En su interior contienen un cuerpo en posición fetal previamente momificado. Algunos tienen calaveras sobre ellos, probablemente trofeos pertenecientes a algún importante enemigo vencido. Su construcción se remonta aproximadamente al siglo XV. Para su construcción en sitio tan inaccesible, escarbaban un estrecho camino en la pared del acantilado, sobre el que posteriormente derrumbaban parte de la ladera para evitar el acceso de indeseables. Tras los saqueos y terremotos quedan aún varios grupos de sarcófagos visibles, el más numeroso contiene siete figuras. Impresiona ver como se han conservado después de 800 años. Para contemplarlos hay que recorrer un sendero de unos 800 mts que bordea el acantilado, sin ningún tipo de peligro, y que queda unos 100 mts por debajo de los sarcófagos. La subida de vuelta al pueblo de Cruz Pata toma unos 40 minutos caminando, pueden contratarse caballos (40 soles) para realizar el recorrido de ida y vuelta.
Realizamos la excursión con Turismo Expeditions, contratado en el propio hotel. Cuestas 85 soles por persona, incluye transporte, acceso a la cueva y Karajia, comida y guía todo el camino. Llegamos a Chachapoyas alrededor de las 18h.