
Nuestro próximo destino es
Chachapoyas, pero llegar hasta allí nos va a llevar un par de días de viaje. Los desplazamientos en el norte son largos, no por los kilómetros que hay entre un punto y otro, si no por el tiempo que se tarda en recorrerlos debido al tipo de carreteras, la mayoría de montaña y un solo carril.
Tarapoto, con 150.000 habitantes, es la ciudad más poblada de la selva norte peruana. Un punto ideal para iniciar viajes en el norte, el aeropuerto se encuentra a una hora de vuelo de Lima, y tiene buena conexión por carretera con las ciudades próximas. Para nosotros fue solo eso, un punto de paso. Una vez allí nos hablaron de sus atractivos: rafting, senderismo de montaña, cataratas, balnearios, restos arqueológicos, petroglifos… La próxima vez.
Desde la estación de colectivos una motocarro nos lleva a la estación de autobuses para comprar el billete de mañana a Chachapoyas, 35 soles cada uno, y después hasta el hotel. Le pagamos 7 soles.
Hotel El Mirador, 110 soles en efectivo. Llevado por una encantadora abuelita y su familia, dispone de un bonito patio y una azotea con hamacas y buenas vistas. Habitación amplia, con baño privado y ventilador. Desayuno incluido: huevos al gusto, zumos, té / café, pan, mantequilla, mermelada y queso.
El Bijao, en el Parque Suchiche, a 300 mts del hotel. Cocina peruana de calidad a precios populares. Parrilla a la vista con gran variedad de carnes y pescados, juanes, chorizos, cecina, y licores locales. Buena comida y buena presentación. Toda la clientela es peruana, buena señal. Pescado envuelto en hojas de bijao, tacacho (platano verde machacado, disuelto en grasa animal y trozos pequeños de cerdo frito), cerveza y aguardiente de witochado, 25 soles.

El viaje a Chachapoyas lo hacemos con
Turismo Selva, 35 soles. Ayer no quedaban asientos para las 06:30, así que compramos para el siguiente que sale a las 10:00. Es una furgoneta de 18 asientos, dos de ellos con medio respaldo. El viaje es largo, aunque conducen bastante rápido, en total son unas 8h. Hay numerosos tramos de montaña con curvas, los viajeros suben y bajan sin necesidad de que haya parada ni estación, además de las paradas oficiales en sus oficinas de Moyobamba, Nueva Cajamarca y Pedro Ruiz, a dejar y recoger mercancías; y una parada de 45 minutos en Aguas Verdes para comer en un buen restaurante de camioneros, 14 soles dos menús. Tilapia con arroz, frijoles y yuca, churrasco con plátano frito, y refrescos.
Llegamos a Chachapoyas a las 18h, para no tener que volver a la estación, que está un poco alejada del centro, y garantizarnos un buen asiento en el autobús de primera hora, compramos ya el billete de vuelta para el día 11. El taxi hasta el hotel nos cuesta tres soles, un precio fijo para todos los traslados dentro de la ciudad.
Chachapoyas, palabra que deriva del quechua (hombres de las nubes), es una ciudad de 32.000 habitantes situada en la cuenca del rio Utcubamba, un afluente del Marañon, a 2.334 mts de altitud. Fue antigua cuna de la cultura chachapoyas, sometida por los incas en el siglo XV, y posteriormente refundada por los colonizadores españoles 1538. Aún mantiene el aire colonial de la época en sus construcciones, visibles en la Plaza de Armas y las calles empedradas del centro.
Además de su bonito centro histórico, Chachapoyas tiene una serie de atractivos arqueológicos y naturales a su alrededor, que están poniéndolo cada día más de moda entre los turistas extranjeros.
La casa de los balcones, 118 soles. En pleno centro de Chachapoyas, a una calle de la Plaza de Armas y paralela a la calle Amazonas, la zona peatonal y comercial más importante del centro histórico. Habitación doble con baño privado, desayuno incluido. Atención exquisita, ofrecen excursiones a través de Turismo Expeditions.
Las alitas originales de la tia Nelly, en la carta solo hay alitas de pollo, pecho de pollo y sodas varias. Muy concurrido y muy bueno, pollo cocinado estilo
broaster, bien crujiente.
Batan del Tayta. Cenamos cuy andino, una especie de hámster gigante que hacen con papas y lo sirven crujiente dentro de un cofre. Luego pedimos dos tipos de pisco, uno de hoja de coca servido en una botella con forma de sarcófago de Karajia y el otro en medio coco. La comida muy buena, el cuy es tierno y gustoso, y el local bonito y con una decoración y presentación que no deja de sorprender. Atención excelente, 80 soles.
El caminito, Chachapoyas. Simple, familiar y barato. Ají de gallina, el mejor de todo el viaje, e Inca Cola, terriblemente dulce.
Dulcería Santa Elena. Más de veinte tipos de dulces, tartas, gelatinas, chocolate caliente… una buena opción para el postre. Mazamorra con arroz con leche (3 soles) y leche asada (3,5 soles).
Volvemos a cenar en
Las alitas originales de la tia Nelly, y vamos al teatro a ver “
La leyenda de Levanto”, una historia sobre un trio amoroso entre un inca, una chica Chachapoyas y su amor de juventud. Muy bien. Relata la llegada del inca Tupac Yupanqui con todo su ejército a la localidad de Lepanto a fin de someter a los chachapoyas. Allí se enamora de la princesa Tella, hija del cacique Tayta Loloc, el cual se queda tan deslumbrado por su belleza que le ofreció cumplir cualquier deseo con tal de conquistar su corazón y llevarla a Cuzco. El pacto de amor se realizó, pero el desenlace de esta historia, que se convirtió en leyenda, fue inesperada y trágica para ambos ejércitos.