PERÚ

Vuelo directo con Latam desde Barcelona, excelente servicio a bordo, buena comida y puntualidad. A las siete de la mañana estamos en el Aeropuerto Internacional Jorge Chavez de Lima. Sacamos dinero en un cajero automático del aeropuerto y salimos de la terminal. En la puerta hay un montón de taxistas esperándonos. Hemos reservado hotel en el barrio de Miraflores para las dos primeras noches, hasta allí el desplazamiento nos cuesta 65 soles. El tráfico es caótico, y además es inicio de jornada laboral, asi que todavía peor. Tardamos hora y media en llegar.

Hostal el Patio, 180 soles. Bien situado, cerca del centro de Miraflores. Habitación doble con baño privado, amplia y limpia. Parece una antigua casa colonial con un pequeño patio interior, tranquilo y bien decorado. Desayuno incluido (fruta variada, picadillo de aceituna verde, huevos, café, infusiones de té y coca, pan, mantequilla y mermelada). El check-in es rápido y en recepción muy amables. Nos facilitan un mapa del barrio y el centro de Lima, y nos dan indicaciones de lo que podemos hacer.

Miraflores es uno de los mejores barrios de la ciudad, playas, acantilados, grandes parques, bares y restaurantes de moda, las mejores tiendas y mercados indígenas, y sobre todo seguro. En las playas, rodeadas por acantilados, no vemos a nadie bañándose, será porque es invierno aquí, solo hay algunos valientes enfundados en trajes de neopreno surfeando las olas sobre sus tablas.

Lo primero que hacemos es salir a desayunar. En recepción nos recomiendan un local en el Parque Kennedy, el centro del barrio, un área verde rodeada de tiendas y restaurantes. Sangucheria La Lucha. Es una cadena especializada en sándwiches de carne horneados en leña y zumos naturales, que tiene varias sucursales distribuidas por todo el país. Sin duda los mejores bocadillos que probaras en Perú. La carne es suave, tierna y sabrosa, todo el surtido de salsas tiene muy buena pinta, el pan es tierno y crujiente, y las raciones razonables. Pedimos uno de bistec y queso, otro de chicharrones, y dos tés, 45 soles.

Estamos a 17º y el cielo está nublado, por lo que nos cuentan así es el tiempo en Lima la mayor parte del año, sin sol. Ni frio ni calor, una buena temperatura para pasear. Intentamos visitar Huaca Pucllana, un sitio arqueológico de la cultura lima que data del año 700, pero los martes cierra. Otra vez será.

Una de las visitas obligadas en Miraflores es el paseo del malecón, bordeado de acantilados de 200 – 300 mts de altura, parques y miradores con vistas al Pacífico. Empezamos en Larcomar, un centro comercial a varios niveles, con agradables terrazas y restaurantes frente al océano, y un montón de tiendas donde fundir la tarjeta. Después viene el puente de Villena Rey y el Parque del Amor (una zona ajardinada con una enorme escultura conocida como El Beso), el Parque Raimondi, una zona usada como punto de lanzamiento para parapentes, y por último, el Faro.

Punto azul, acogedor y con personal super amable, alberga una reputada cevicheria ocupada al 90% por extranjeros. La comida es muy buena y las raciones enormes. Pedimos un ceviche de pescado y marisco para dos, y dos pisco sour, 77 soles.

Lima se encuentra en la costa central del país, bañada por el Pacifico, es una ciudad grande y caótica que alberga al 30% de la población del país, unos 10 millones de personas. No es un lugar especialmente bonito, el cielo siempre está encapotado amenazando lluvia y el tráfico es ruidoso e intenso. Pero su centro histórico semi peatonal, aunque relativamente pequeño, alberga más de 600 monumentos construidos en la época de la presencia hispánica, razón por la cual fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1988.

La mejor manera de acercarse al centro es con el Metropolitano, un autobús que funciona como metro, pues tiene carril propio inaccesible para los coches, pasa con bastante frecuencia y es bastante rápido, aunque en horas punta va a reventar. Cuesta 5 soles la tarjeta, y después 2,5 soles cada trayecto.

La Plaza de Armas o Plaza Mayor, es el centro de la ciudad fundada por Pizarro en 1535. En medio de la plaza hay una pileta de bronce que data de 1651. Está rodeada por imponentes edificaciones neocoloniales como el Palacio de Gobierno, residencia oficial del presidente del país, y donde se celebra una ceremonia de cambio de guardia cada día a las 12:00, amenizada por una banda de viento y metal; la Municipalidad;, y la Catedral, de fachada barroca construida entre los siglos XVI-XVII.

Plaza San Martin, fue inaugurada en 1921 para festejar el centenario de la independencia del país. En la parte central hay un monumento en honor al libertador Jose San Martin. Está rodeada por bonitos edificios de estilo neocolonial, entre los que destacan el Gran Hotel Bolívar y el teatro Colon. En la calle Jirón Ocaña, la calle que hace esquina con el hotel, hay mucha gente cambiando moneda en la calle, estilo los arbolitos argentinos. Las dos plazas están unidas por Jirón de la Unión, una calle peatonal de casi 1 km de largo flanqueada por establecimientos comerciales, restaurantes y casas coloniales. En esta calle llama la atención la recargada ornamentación de estilo barroco churrigueresco de la fachada de la Basílica de la Merced.

Pasamos por el Parque de la Muralla para ver la estatua proscrita de Pizarro, conquistador del Perú. Parece ser que anteriormente ocupaba un lugar destacado en la Plaza de Armas, hasta que seguramente hicieron una revisión histórica del responsable del asesinato de Atahualpa y de muchos otros indígenas. El Convento de San Francisco, es otro ejemplo de arquitectura barroca limeña, fundado por los franciscanos en 1546. Una visita guiada permite visitar durante una hora la biblioteca, el claustro, y sus catacumbas, donde todavía son visibles cráneos, fémures y otros huesos que dan fe de las 25.000 personas que llegó a albergar. Acceso 15 soles, solo aceptan efectivo.

Cerca del centro está el Mercado Municipal, donde se vende de todo, frutas, verduras, carnes, pescado, ropa, menaje del hogar, un paseo por la cultura diaria peruana. Es además un lugar ideal para comer, en un lado hay unos 30 locales familiares donde cuesta 8 soles el menú, que incluye dos platos y bebida. Las cartas son amplias, la mayoría tienen unos ocho primeros y ocho segundos para elegir. Caldo de gallina, chupe de langostino, chicharrón de pescado y yuca, y chicha de maracuyá, Compartimos un segundo porque las raciones son enormes.

Frente a él está el barrio chino, habitado por los descendientes de los primeros chinos que llegaron a mediados del siglo XIX para cubrir la escasez de mano de obra en las haciendas costeñas. El centro del barrio es la calle Capón, que está decorada con grandes baldosas adornadas con símbolos del zodiaco chino.
Museo del chocolate, es una cadena donde sirven chocolates varios y algunos sándwiches, además hay tienda y museo. 10 soles la taza de chocolate caliente. Entre las 15 variedades escogemos maya (picante y con miel) y el europeo (normal, como en Barcelona). Muy bueno.