
Desayunamos en el hotel, dos platos de huevos con tostadas, fruta, zumos y te, 37 soles. Ayer compramos por internet los billetes de autobús a Paracas, que sale a las 10h. Damos un último paseo por Lima. Compramos en puestos callejeros un kilo de mandarinas (2 soles) y caña de azúcar (2 soles), y entramos por casualidad en la
Panadería y Pastelería Huérfanos, un local centenario donde hacen pastas artesanales, postres, sándwiches, bocaditos, y comida peruana en general, para comer allí o para llevar. Muy recomendable. Compramos pastel de acelgas y empanadas de carne, para mover las mandíbulas en el autobús.
PerúBus / Soyuz, billete 38 soles, compañía barata de autobuses VIP, la cara es Cruz del Sur. Asientos anchos, cómodos, con buen grado de reclinación y bastante seguro. Dan un pequeño tentempié, hay cuenta kilómetros a la vista de los pasajeros para vigilar que el conductor no rebase los 90 km/h que marca la ley. El trayecto son 3h30, todo él es atravesando un desierto costero donde se suceden chabolas en los lados de la carretera, no parece que viva mucha gente en esta zona.

Paracas Backpackers House, 85 soles. Habitación doble, pequeña pero correcta, amplio baño privado, wifi, desayuno no incluido. Dispone también de dormitorios, una cocina de uso compartido, comedor, zonas
chill-out,
wifi con cobertura en habitaciones y zonas comunes. Buena gestión de los tours.
Paracas es una pequeña ciudad a orillas del Atlántico, donde ya empieza a notarse el turismo, todo aquel que no visita el norte del país. La zona turística se concentra en la playa, una larga fila de hoteles y restaurantes frente al mar, un pequeño embarcadero y muchas algas. Ahí acaba todo, los atractivos principales son dos: la Reserva Nacional e Islas Ballestas, y ambos pueden visitarse en un solo día. Paracas es un buen lugar para comer pescado a la brasa, en
El Ancla, ubicado el paseo marítimo frente al mar, cenamos cabrilla (pescado) a la barbacoa y un par de
pisco sour, 73 soles.

Ayer, en el propio hotel, reservamos el tour a Islas ballestas (30 soles) y la reserva natural (20 soles), incluye los transportes de lancha y autobús, los
accesos y un guía. Además contratamos el traslado a Huacachina 20 soles, todo ello el mismo día y con el mismo bus, así que no tienes que estar preocupado de si la excursión se alarga más o menos, nunca pierdes el enlace.
El tour empieza dando un paseo hasta el muelle del que salen los ferries turísticos a las islas. Por el camino recogemos a otros turistas. Al llegar al puerto hay que pagar las tasas portuarias combinadas por las islas y la reserva nacional que cuestan 22 soles.
Islas Ballestas, 08:00, 2h de visita. Están a unos quince minutos de la costa. Nada más dejar el puerto vemos una docena de delfines y algunos lobos marinos. Por el camino, en la ladera de una colina, vemos un geoglifo gigante en forma de candelabro, que los marineros solían usar como punto de referencia, nadie conoce su origen y se le estima una edad de unos 200 años, seguramente fue dibujado por piratas.
Gracias a la templada corriente de Humboldt que baña estas costas, la misma que hace de las Galápagos un paraíso, estas islas son refugio natural de multitud de especies, como los lobos marinos y los pingüinos de Humboldt. La corriente levanta plancton desde los fondos marinos y lo deja más cerca de la superficie o lo deposita en las rocas, los crustáceos y pequeños peces se acercan a alimentarse, y se convierten en comida de mamíferos y aves.

En las islas hay miles de pájaros, como gaviotas, cormoranes, pelicanos, o buitres, que generan toneladas de guano, cuyo intenso olor te acompaña toda la visita. El guano es un excelente fertilizante, y cada ocho años una empresa se encarga de extraerlo para su venta. En las rocas pueden verse multitud de lobos marinos, se distinguen de las focas porque tienen orejas, y pingüinos.

Volvemos al hotel, donde nos da tiempo a descansar unos 15 minutos antes de que nos recoja el autobús que nos lleva a la
Reserva Nacional Paracas. Esta reserva es básicamente un desierto costero, aunque gracias a la abundancia de nutrientes en sus aguas, hay gran variedad de fauna, es fácil ver pelicanos o zarzillos, además de pingüinos de Humboldt, tortugas o geckos entre otros. Una curiosidad es que la carretera que discurre por su interior está hecha de sal, el color negro viene del desgaste de los neumáticos, pero si rascas enseguida aparece el color blanco.

La primera parada es el Museo Interpretativo. Después hay varias paradas en pequeños acantilados junto al mar, una playa de arena roja, la playa de la catedral, donde se ve una formación rocosa junto a la orilla, restos de un arco de piedra destruido por un terremoto en 2007. La última parada es Lagunillas, un pequeño puerto pesquero rodeado de restaurantes, donde se paran la mayoría de tours para comer. Tras el puerto, sobre una pequeña colina, hay un mirador desde el que se ve buena parte de la costa y del desierto.